El Rioja

Mon Dieu! Un vermú de Alfaro nacido al abrigo de Burdeos

El vermú de Alfaro nacido al abrigo de Burdeos

Álvaro y Javier Usarralde, en su en Alfaro. | Fotos: Leire Díez

En las tierras alfareñas hay dos jóvenes que defienden con uñas y dientes la altura del monte Yerga, la aridez de las Bardenas Reales y el potencial de las garnachas de la zona. Javier y Álvaro Usarralde tienen la suerte de que su abuelo nunca arrancó las viñas porque vendía las uvas muy bien a una bodega, así que ahora gozan de formar parte de «una de las mejores zonas del país y del mundo para cultivar garnacha gracias a esa influencia mediterránea». Pero lo de hacer vino de esas cepas no fue el primer paso que dieron para hacerse un hueco en el sector vitivinícola. Con viñas y de Alfaro, conocían bien a Álvaro Palacios, con quien Javier estuvo trabajando llevando el mercado nacional. Fue este maestro del vino quien le animó a ir a estudiar Enología a Burdeos y, sin saberlo, ese viaje se convirtió en el germen de todo lo que es hoy en día Châpeau Wines, donde ambos hermanos trabajan en la distribución de sus propios vinos y de una amplia gama de referencias nacionales e internacionales.

Allá por 2010, a Javier se le ocurrió elaborar un vermú en las prácticas de la asignatura de Industrias derivadas, donde tenían que hacer una bebida que no fuera vino. Aquel vermú causó tal sensación que después lo siguió elaborando, pero en su pequeña bodega de Alfaro. La primera añada que se comercializó fue la de 2014, en un momento en el que este tipo de bebidas no estaban tan de moda, «aunque ahora muchas bodegas apuestan por ello». Desde entonces el vermú MON Dieu!, como lo denominó, ha cosechado infinidad de reconocimientos en su versión ‘reserve’, siendo nombrado varias veces consecutivas como el mejor vermú de España. Tras ese primer lanzamiento, Álvaro y Javier se metieron de lleno en la distribución de bebidas colaborando directamente con productores de diversas denominaciones del país, así como châteaux y maisons de las zonas de Burdeos para hacerles el mercado nacional y así apoyar también la venta del vermú. Una proyecto que a día de hoy ya dispone de un amplísimo catálogo con más de 2.000 vinos disponibles en diferentes añadas y formatos, incluidos algunos vinos en ‘premieur’. Además, trabajan la distribución de sus vinos directamente en La Rioja, Navarra y Soria.

Su historial de elaboraciones en torno al vermú fue engordando, haciendo también una versión de vermú blanco, con el que donan 2,5 euros de cada botella a la Asociación Española Contra el Cáncer. La novedad de este año es su Usarralde Gran Reserva Blanco 2016, una viura con 23 meses en barrica y que da lugar a poco más de 700 botellas. Desde aquella primera elaboración en 2010, han ido apartando una barrica de roble francés de 600 litros cedida por su gran amigo Nicolas Joly con el fin de destinarla a este vino blanco. Tras pasar nueve meses con sus lías en unos foudres Stockinger de 2.000 litros, entra a una barrica estilo Bourgogne con la finalidad de afinarse y convertirse en lo que para estos hermanos «es un gran vino blanco de la DOCa Rioja». Un vino con el que «cierran el círculo» de su vermouth Mon Dieu!.

Y con tan gruesa cartera de clientes, su oferta de vinos también tenía que ser mayor, por lo que los hermanos Usarralde han dado salida a esas hectáreas de viura (16), garnacha (8) y tempranillo (4) creando un estilo de vinos diferentes, como su Gran Vino, «el más representativo de lo que es Alfaro por sus garnachas, la altitud y el clima», U de Usarralde y Usarralde Tempranillo. Este último emana de unos pocos viñedos de tinto, con una edad de entre 70 y 80 años y suelos arcollo-gravosos. Uvas que adquieren algunos tintes de su garnacha para crear otro vino de identidad, de ahí que el apellido de la familia esté presente en las etiquetas, junto con la boina en honor a su abuelo.

Su paso por el Burdeos más auténtico llevó a Javier a dar rienda suelta a su creatividad en 2017 y lanzar una nueva creación. Lo hizo en compañía de cinco amigos más, todos compañeros de la carrera, quienes compraron en sociedad la bodega del padre de uno de ellos asentada en Saint-Émilion, la milla de oro de Burdeos, y con los viñedos incluidos. Javier se llevó 1,8 hectáreas de merlot y sauvignon gris y así creó Duo, que hace referencia a los dos hermanos y también a sus apellidos Usarralde Ovejas, siendo la D la inicial de ‘domaine’ (propiedad en francés). «Este es un sueño cumplido porque me ha permitido tener mi propio vino de Burdeos, o mejor dicho, dos vinos y desde 2018 tenemos la clasificación de Grand Cru, que es la máxima categoría para los viñedos de esta región».

Puestos a conquistar nuevos territorios potenciales, los hermanos Usarralde calzaron las botas de exploradores hace seis años y acabaron en la otra punta de la DOCa. Rioja. Hasta las faldas de la Sierra de Moncalvillo llegaron con la intención de ampliar miras y portfolio y en Sotés dieron con un viñedo de 0,4 hectáreas que data de 1852, por lo que sus cepas de garnacha son prefiloxéricas. De aquel descubrimiento emanan ahora unas 700 botellas de un reserva de 2017 que verán la luz próximamente bajo el título de Grand Cru, aunque algunas ya se han vendido en ‘premieur’ o a coleccionistas de vino. «Como ves, estamos enamoradísimos de la garnacha y este es uno de nuestros grandes vinos».

Pero entre tanta diversidad de botellas, también tenían que hacerle un hueco al tempranillo tinto que heredaron de la familia, aunque este no se encuentre en una de las mejores zonas para lucirse por la falta de lluvias y el excesivo calor en verano. «Una uva complicada para trabajarla en campo, pero luego resulta un vino muy divertido que simula mucho a los cosecheros de Rioja porque el 50 por ciento de la uva va con raspón, por lo que se elabora como un maceración carbónica, mientras que la otra parte sí se despalillla. La diferencia, y que es lo que le aporta el factor cualitativo, es que después pasa ocho meses en barricas que traemos de la bodega de Burdeos, por lo que se afina mucho en boca, quedando más redondo, pero manteniendo a la vez esa parte vegetal y de fruta», explica Javier. En palabras suyas, «es un vino en el que el vino no es importante porque al estar rico y ser tan fácil de beber la gente no repara en analizarlo, solo quiere disfrutarlo».

En Petit Comité

En su pequeña bodega donde acumulan stock para nunca dejar desamparados a sus clientes también tienen un espacio dedicado a su público más fiel, aquel que busca sorprenderse y degustar nuevos aromas. Para todas estas personas, Álvaro y Javier cuentan con Petit Comité, una sala de catas donde celebrar reuniones, cenas maridaje, eventos privados, formaciones, presentaciones de vinos e incluso dedicarla al turismo MICE, de negocios. Un lugar donde vino y gastronomía se dan la mano para cautivar a los amantes del vino.

Y en ese afán de mantener siempre viva la curiosidad de sus clientes, los hermanos alfareños han creado su propio Club de Vinos, donde cada mes irrumpen con una nueva experiencia enológica para dar rienda suela a los sentidos. Un espacio sin límites donde todas las denominaciones, variedades de uva y tipos de elaboración son bienvenidos para catar la riqueza que hay fuera también.

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