Gastronomía

Parada y Fonda: ‘El Roots recupera las raíces’

El Roots (Raíces) se ha hecho grande. Ha crecido a lo alto y a lo ancho. Y para conseguirlo ha necesitado de una mudanza, para dejar atrás el bar original, situada hasta ahora en la calle Travesía del San Juan, y dar un salto hacia adelante para ubicarse en un nuevo espacio, más grande, en la calle Marqués de Vallejo.

Y resulta curioso observar la reforma que ha experimentado este local. Quienes conocieron el Grambrinus se darán cuenta inmediatamente de cómo las personas son capaces de modificar un mismo espacio, de cómo la hostelería muta para borrar de golpe y porrazo lo hubo antes ahí. Nada recuerda al viejo Grambrinus.

Porque el que fuera un lugar de referencia para tomar una buena cerveza, eso sí, hace ya unos cuántos años, ha dejado de serlo, porque el Roots tiene una apuesta clara y ésta pasa por el vino, en toda su amplitud. La cerveza pasa a un segundo plano. Tanto es así que en el Roots no hay tirador de cerveza. La cebada en caldo se sirve en botella, por quintos, poco más.

Éste es un lugar para los vinateros. Es un espacio informal, donde nada, ni tan siquiera la arquitectura, despista al visitante que acceder a un sitio con el propósito de descubrir vinos, de aquí, por supuesto, pero también de otros muchos lugares. Es la vuelta a las raíces, a los vinos por copas, a compartir botellas de espumosos, de vinos generosos, rosados, blancos, tintos, dulces y champagnes… el vino en todas sus vertientes, con muy diversos orígenes que se presenta al visitante en una modesta pizarra blanca que se modifica casi a diario.

Es el Roots de la Travesía del San Juan pero elevado a la enésima potencia. Vino y más vinos para deleite de todos aquellos que decidan darse una vuelta por este nuevo emplazamiento, que seguro se va a convertir en un lugar de referencia en la capital, que poco a poco se va sumando con propuestas tan sólida como ésta a lo que realmente somos en esta región: una tierra de vinos.

Panadería y buen café

En esta vuelta a las raíces, el Roots es incluso algo más que un buen lugar para tomar vinos. Es un lugar para charlar, con vinos, que es lo suyo, pero también con un buen café, al disponer además de un espacio en el que sentarse cualquier tarde otoñal y compartir un rato entre cafés, vinos, y varias propuestas dulces, con alguna ‘cookie’ que echarse a la boca o el brownie de chocolate.

Y los amantes del buen pan, del que huela a pan, del que sabe a pan, del que siente bien, están de enhorabuena. Porque Roots vende pan de masa madre, hogazas con un aspecto de lo más apetecible que asegura la visita diaria de los amantes del buen pan, y los buenos cafés, y seguro, del buen vino.

Para los amantes del salado, Roots no es un espacio multipincho que desborda las barras. Roots está para servir vinos, aunque presenta alguna que otra propuesta para acompañar una cata. Quesos, anchoas, embutidos y gildas, como la que lleva guindilla, aceituna, pepinillo, bacalao coronada por una gamba encurtida de lo más apetecible.

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