La Rioja

Tinta y tinto: ‘Tenemos que montar un bar’

FOTO: EFE/Abel Alonso

Hace meses que no pensamos en ello, pero hubo un tiempo en el que no nos quitábamos la idea de la cabeza. “Tenemos que montar un bar”. Más que un entrenador de la selección, lo que todos los españoles llevamos dentro es un hostelero. En esas disparatadas conversaciones entre amigos al calor del vino y la cerveza, surgían hace años proyectos empresariales con menos futuro que un videoclub o una guía telefónica. “En Logroño no tenemos Foot Locker y en Madrid lo está petando”. Y nos poníamos incluso a pensar en posibles locales del centro para poner en marcha esa tienda de ropa que conseguiría retirarnos antes de los 50 tras un suculento traspaso.

Pasada la emoción del primer momento con posibles tiendas que habíamos visto en otros sitios o fábricas de las que desconocíamos totalmente su funcionamiento, acabábamos siempre en la idea del bar. “Si con toda la gente que conocemos, con que vengan sólo los amigos a tomar algo…”. Nuestros ojos tornaban, primero, al blanco epiléptico. Seguido pasaban al símbolo del dólar, el euro y el bitcoin. De ahí a llevar trajes como Al Pacino en ‘Scarface’ sólo nos separaban un par de años poniendo copas. Todo eso sin contar el atractivo que íbamos a ganar al estar detrás de una barra y en la cabina del DJ.

Era un plan sin fisuras que nos iba a convertir en gente de éxito. Millonarios y con más ligues que Julio Iglesias cual jugador del Real Madrid. Ya que no se nos había dado bien el fútbol y el narcotráfico siempre acaba con la gente en la cárcel o el cementerio, la hostelería era la vía rápida para alcanzar el sueño adolescente. Por desgracia, el calor del vino y la cerveza siempre dejaba paso al frío de la cama solitaria y el sol del amanecer volvía a colocar todo en su sitio: calles limpias tras los manguerazos de los limpiadores con trajes reflectantes, autobuses funcionando, panaderías abiertas y sueños de grandeza apagados como las farolas que horas antes iluminaban las alocadas conversaciones.

Qué sería de nosotros sin el “tenemos que montar un bar” o sin el “no hay huevos”. Son el pistoletazo de salida para una divertida noche o una histórica anécdota que recordar más veces de las que realmente merece la pena. Al final, sólo los locos terminan montando el bar o aventurándose con el cometido que pretende iniciar el “no hay huevos”. Para triunfar no basta con la locura sino que deben añadirse al asunto algo de talento, constancia y suerte. En función de las cantidades que tenga cada mimbre de los mencionados -la potencia sin control, por ejemplo, no sirve de nada- habrá más éxito o menos en la empresa (breve inciso aquí para recordar que España tenía una flota denominada la ‘Armada Invencible’).

Por eso nadie ha conseguido la receta que garantice alcanzar la gloria. Hay tantas como personas y proyectos. Cada una y cada uno tiene unas particularidades que lo hacen único. Lo que sirve para mí puede no servir para ti ni para el otro. Y viceversa. Huye de aquellos que lanzan mantras sin parar, porque si realmente les funcionaran se los aplicarían a ellos y no los compartirían con el resto. “Te digo cómo hacerte millonario, pero yo prefiero vender cursos”. Y huye también de los columnistas sabiondos. De esos, antes.

¿Y a qué viene todo este rollo en este humilde espacio de política y buen vivir? Pues a un críptico mensaje que me suena igual que ese “¿y si montamos un bar?” de cuando nos juntábamos la cuadrilla en esas noches de verano a soñar con lo que estaba por venir. Lo colgó el otro día en redes sociales el ex secretario general del PSOE, Francisco Ocón, y por el pequeño Logroño del poder comienzan a circular toda clase de rumores infundados. Los nervios de aquellos que pensaban tener el calendario a su favor hasta que Pedro Sánchez mutó en Perro Sanxe y convocó elecciones.

Acompañado por su guardia pretoriana, purgada meses atrás por la expresidenta Concha Andreu (Nuria del Río, Laura Rivado, Ana Santos, Silvia San Miguel, Mamen Fernández y Víctor Royo), Ocón deja en el aire una hipotética batalla por el control del PSOE ante lo que está por venir. “Todos los caminos, hasta los ya hechos, comienzan con un primer paso”. ¿Se dio en esa reunión? Por el momento, sus protagonistas guardan silencio a la espera de vaya usted a saber qué. Cosas. Acontecimientos.

Está por ver si Perro Sanxe vuelve a ser Pedro Sánchez y logra la investidura, lo que provocaría un retraso en la renovación territorial prevista por los agoreros que pronosticaban un batacazo electoral en diciembre. El manual de resistencia como Biblia para adentrarse en los tortuosos caminos del socialismo, donde los integrantes de la foto ya han demostrado saberse mover como nadie. ¿Y si sí? Por suerte, los bares se montan y se desmontan con facilidad. Tanto en Logroño como en Arnedo y en Calahorra.

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