El Rioja

Las pacientes y alargadas raíces de Vega Sicilia

Ignacio Calvo de Mora, director general de Macán, y Jaime López-Amor, responsable de Viticultura de la bodega. | Fotos: Leire Díez

El éxito pocas veces (o ninguna) viene dado de la premura, de la visión a corto plazo. Hace falta tener bien amarrados todos los cabos para que ese propósito no tambalee, porque cualquier vendaval puede echar por tierra incluso la más robusta fortaleza. Pendientes de esos vientos que soplaban, y soplan, día sí y día también a los pies de la Sierra Cantabria, los barones Benjamin y Ariane de Rothschild y Pablo Álvarez, propietario de Tempos Vega Sicilia, tenían claro que su fortaleza, ese refugio de unos 10.000 metros cuadrados, debía ser resistente, imbatible y, por supuesto, acogedora para quienes la habitaran. Y lo consiguieron, sin una pizca de urgencia en sus actos. Tanto que pasaron quince años desde que se empezaron a tejer los primeros mimbres del desembarco en Rioja de ambas familias hasta que Bodegas Macán fue inaugurada, dibujando un antes y un después en el escenario de esta denominación.

En todo ese tiempo fueron armando sus dominios ‘a escondidas’, con unas operaciones de compra de viñedo que se hicieron a través de terceros, actuando cual caballo de Troya para no levantar sospechas sobre las prestigiosas familias que se acercaban a puerto con todo su arsenal. Fueron más de 70 operaciones hiladas con esta estrategia del suspense las que se llevaron a cabo desde que en 2004 Álvarez decidió finalmente apostar por Rioja (después de dos años dedicados al análisis y valoración del potencial de la zona y sus productores), siendo el mayor momento de expansión el comprendido entre 2009, año de elaboración de la primera añada, y 2013, cuando por fin salen al mercado esas primeras 69.000 botellas. En esos cuatro años pasaron de tener 45 a 70 hectáreas en propiedad.

En esos movimientos “incógnitos e invisibles”, como describe el director general de Macán, Ignacio Calvo de Mora, desde las instalaciones de la bodega, intervino en gran medida Fernando Remírez de Ganuza, “buen amigo de Pablo” y que medió con los viticultores en la compra de las parcelas. Pero no se podía levantar la liebre sobre la llegada de un generoso bolsillo para evitar que el precio de la hectárea de tierra en la zona se disparase de repente. Ahora ya han llegado al centenar, una superficie repartida en 176 parcelas que van desde los 35 años a los 130, lo que demuestra el claro interés de la bodega por hacerse con pequeñas viñas viejas. Pero las últimas operaciones han sido ya más puntuales, especialmente desde que se conoció quién estaba detrás de esas compras.

“Ahora vamos poco a poco, manteniendo una exhaustiva búsqueda y selección para dar con más parcelas interesantes”, explica, y es que las inversiones en terrenos vitícolas continúan de la mano de Macán. De hecho, este año han adquirido dos nuevas parcelas, “pequeños corritos” que enamoraron a sus futuros dueños en cuanto las vieron. “Estamos abiertos a nuevas oportunidades y si se nos presenta un viñedo que cumple con nuestros estándares de perfil y calidad no vamos a decir que no”, remarca Calvo de Mora.

El patrimonio que han creado se concentra principalmente en el término de San Vicente de la Sonsierra, de ahí que el nombre de la bodega haga homenaje a las gentes de esta villa riojana (el gentilicio coloquial con el que se les conoce es macán), pero sus reliquias se distribuyen también entre Labastida, Ábalos, Navaridas y Elvillar. Cien por cien tempranillo, trabajados con mesura y mimo (incluso tirando de mulas portando arados para esas viñas más viejas) con el fin último de vinificar exclusividad, pasión y prestigio. Así nacen las dos únicas marcas que comercializa la bodega, Macán Clásico y Macán, gestión que recae en manos de Tempos Vega Sicilia y que funciona a través del sistema de cupos, que se actualiza cada año en función de la producción y por el que el vino está ya vendido antes incluso de salir al mercado (cuentan con unos 3.500 clientes entre distribuidores, restauración y coleccionistas).

Botellero de Bodegas Macán.

Adentrarse en su botellero de lujo implica sumergirse en esa exclusividad, o al menos palparla, que emana entre añadas de más producción y otras marcadas por las heladas. Añadas que no tienen la atracción de la longevidad, pero sí del prestigio. No cualquiera tiene el placer alguna vez de descorchar un vino con raíces de Vega Sicilia. Ni tampoco de acceder a este templo asentado en Samaniego, cuyas puertas solo están abiertas a visitas especiales. Aquí el marketing y el enoturismo escapan de sus labores diarias. Ni falta que les hace.

Y si compleja y prolongada en el tiempo fue la tarea de buscar y comprar viñedo, también lo fue la de dar con un paraje apto para la construcción de la bodega, por lo que aguantaron siete años de alquiler en la antigua bodega Pagos de Leza, del 2009 al 2015. Calvo de Mora relata cómo en un primer momento barajaron Haro como posible ubicación, por eso de rodearse de las históricas de Rioja, pero su foco apuntaba con firmeza a San Vicente. “Nos gustaba todo de esta zona, pero no encontramos un lugar apropiado para construir la bodega que queríamos. Luego nos llegó el aviso de esta zona y cuando la vimos supimos que Macán debía construirse aquí. Es como un balcón del que se divisa Rioja y sus viñedos, al refugio de la Sierra Cantabria, aunque aquí el aire sopla bien”, ríe. El proceso tampoco fue nada sencillo: suelo protegido, elaboración de un plan especial, protección de especies de flora y fauna,… Así que la obra arquitectónica debía ir de la mano con el paisaje que iba a ocupar.

Un templo estrenado en 2017 y por el que discurre el vino en tres alturas, tal como diseñó el arquitecto Enrique Johansson para aprovechar la propia orografía del terreno y coincidiendo con el ciclo de vida de la uva, desde su llegada a bodega hasta su expedición. Así, la nave Agua, la de mayor altura, es el lugar de recepción de la uva, que viene cargada en cajas de 12 kilos, así como de elaboración en los 45 depósitos de 10.000 litros de roble y acero inoxidable, y del envejecimiento de envejecimiento del vino en barricas. En una segunda fase, la nave Tierra acoge los depósitos de homogenización y el envejecimiento del vino en botella, mientras que el último escalón y eslabón de esta cadena desemboca en una gran cápsula roja ubicada en el centro de esta planta, de ahí que reciba el nombre de nave Sol. Aquí se cobijan de la temperatura ambiente cientos de cajas con los aromas de la Sonsierra listas para emprender un viaje más.

Su autor principal, el enólogo del grupo Vega Sicilia Gonzalo Iturriaga, se ha tenido que armar de paciencia para domar ese tanino propio de esta zona, “su mayor reto”, para no interferir ni en la frescura y amabilidad del Macán Clásico procedente de las viñas más jóvenes, ni en la estructura y elegancia del Macán. Vinos que “siguen creciendo”, porque como describe Calvo de Mora, “todavía estamos en una fase de preadolescencia y lo que se ve claramente es que el potencial de los vinos mejora con cada año que pasa”. Por lo que las prisas aquí no valen.

Ese saber esperar fue uno de los pactos que hicieron antes de poner la primera piedra del proyecto los barones Ariane y Benjamin de Rothschild (fallecido en enero de 2021) y Pablo Álvarez. La unión se forjó en una cena a través de un amigo en común: Édouard Cointreau. El perfil de Vega Sicilia cumplía con lo que venían buscando los Rothschild para proyectos similares a los que habían desarrollado previamente en regiones como Sudáfrica, Argentina y Nueva Zelanza: socios locales de mucho nivel que caminaran de la mano en la creación de valor en el sector vinícola. Ahí Álvarez ya tenía a Rioja entre sus ambiciosos destinos y no tenía pensado emprender el viaje con un nuevo compañero de tal calibre, pero los objetivos coincidían y ambos vieron una buena oportunidad de compartir el viaje. “Eso sí, Pablo le dijo a sus socios que si tenían paciencia, en diez o quince años como mínimo podrían hacer uno de los mejores vinos de España. Y los barones le respondieron: ‘¿Diez o quince años para hacer uno de los mejores vinos de España? Nosotros estamos dispuestos a esperar dos generaciones’. Ahí fue cuando estrecharon manos y a Pablo le dio mucha tranquilidad porque las ideas estaban muy claras”.

Depósitos de pequeña capacidad en la sala de microvinificación de Bodegas Macán.

Claro está también el concepto de elaborar calidad y no cantidad. “Podríamos elaborar más botellas, pero nuestro tope máximo está en las 350.000. Ahora rondamos las 300.000 y 330.000 botellas”. Y tampoco tienen entre sus planes abordar nuevas marcas. Dese 2014 han definido bien los dos vinos y ahora quieren seguir consolidando la marca, pero eso no quita para hacer experimentos. En su moderno templo perfectamente acondicionado con la mejor tecnología y servicios cuentan con una sala de microvinificación para esos ‘caprichos’ del enólogo. Apenas una decena de depósitos de acero inoxidable de diferentes capacidades sirven para trabajar con entre 50.000 y 75.000 kilos de uva de otras variedades como viura y graciano y realizar pruebas con diferentes suelos y levaduras autóctonas. “Son pequeñas experiencias que elaboramos desde hace dos años con parcelas propiedad de viticultores y que están dejando resultados fructíferos, pero no dejan de ser ensayos para el propio enólogo”, puntualiza el director general.

Ahora la atención ya se posa en la vendimia 2023, que se aproxima a su inicio, aunque sin una fecha clara. El año pasado llegaron a recoger unos 460.000 kilos de uva de unas parcelas que rondan los 4.000 kilos por hectárea de media, por lo que la tendencia es que este año el escenario vaya en la misma línea. En el interior de las instalaciones de Macán ya se desprende cierto olor a vinificación y en campo, el responsable de viticultura, Jaime López-Amor, realiza continuamente muestreos en las 176 parcelas para establecer cuanto antes un calendario. “El año viene complicado aquí y en el resto de zonas de Rioja. Las lluvias nos dejaron unos 55 litros el pasado fin de semana, más los que cayeron después, pero no hicieron daño. Eso sí, retrasarán algo la campaña”, valora. Una campaña más, aún así, que reflejará la excelencia.

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