El Rioja

Una copa de vino a 40 grados, ¿por qué no?

Los rosados y blancos son las elecciones estrella del verano, pero hay que saber cómo tomarlos

Enoturismo en Bodegas Montecillo

Ha llegado la época de las terrazas a rebosar siempre y cuando haya una sombra bajo la que cobijarse. La época de los reencuentros entre amigos y con la familia, y también la época de las fiestas de los pueblos, donde nunca falta el vino. Si a eso se le suma que las altas temperaturas tienen a bien acompañar jornada tras jornada, toca barajar las diferentes formas de celebrar disfrutando de una puesta de sol o de ese aperitivo a la hora del vermú.

Blancos, claretes, rosados, tintos de verano, sangrías,… el vino se vuelve muy versátil cuando los termómetros se disparan, porque también es posible tomarse una copa a 40 grados. Solo hay que saber cómo hacerlo. Y en este sentido, las bodegas han visto aquí un filón importante a la hora de ganar paladares.

Los blancos y rosados siguen siendo las estrellas de los brindis gracias a la frescura que ofrecen y ahí se abre un abanico amplio de variedades y métodos de elaboración en las diferentes regiones vitivinícolas. “Y eso es lo positivo, que hay variedad y también calidad porque hay buenos vinos donde elegir”, señala la sumiller y enóloga Marta Bernard.

La profesional remarca que el consumidor busca mucho la fruta y también la acidez, apostando incluso por un toque de amargor que deja vinos más refrescantes y fáciles de beber en este momento del año. “Lo que se ha visto en los últimos años es un cambio de tendencia claro en cuanto al consumo de blancos, que antes era muy estacional enfocado en los meses de verano, mientras que ahora se beben durante todo el año. En el caso de los rosados todavía no es así, siendo este un tipo de vino que sí se relaciona casi exclusivamente con los escenarios más calurosos. También antes se preferían vinos más complejos, mientras que ahora en verano lo que se quiere son vinos que hagan disfrutar más rápido, que estén cargados de fruta y sean refrescantes”. Aunque el público más exigente ya se mete a fondo en materia y reclama por variedades, siendo la garnacha blanca, la malvasía o la viura la grandes deseadas.

Lo que está claro es que llegado el calor y sin perder la buena costumbre de servirse una copa de vino hay que saber cómo hacerlo. Bodegas Montecillo, desde Fuenmayor, propone algunos consejos para sobrellevar mejor las altas temperaturas sin renunciar a una buena copa. Proteger el vino de la luz solar es una de las claves principales a tener en cuenta, ya que el sol acelera reacciones químicas que alteran el contenido de las botellas. Aunque tampoco es recomendable meter el vino en el congelador, sino que es preferible enfriarlo en la nevera durante una hora, aproximadamente, y sacarlo diez minutos antes de descorchar.

Se trata de que la degustación se realice a la temperatura ideal, es decir, entre 7 y 9 ºC los vinos blancos y entre 10 y 12ºC los rosados. En este sentido, la graduación alcohólica es factor determinante a tener en cuenta a la hora de elegir un vino para sobrellevar el verano, siendo las elaboraciones de baja graduación, jóvenes y frescas las preferidas para estos días.

Así mismo, el tipo de recipiente y su manejo también influyen: se prefieren copas de tallo alto para mantener durante más tiempo fresco el vino y llenarlas con poca cantidad y más a menudo para evitar que la bebida se caliente y evapore, estropeando así su sabor.

Como incorporar hielo al vino es casi un sacrilegio (siempre y cuando no se trate de un “kalimotxo”), la bodega plantea un truco: congelar uvas previamente lavadas en bolsas para evitar que cojan otros olores de los alimentos y añadirlas al vino para darle ese punto extra de frescor. Otra opción que cada vez es más habitual es añadir cubitos de metal fabricados en acero inoxidable, una versión reutilizable de los cubitos de toda la vida que enfrían sin que el vino pierda su sabor.

Finalmente, una vez está la copa lista y llena, toca elegir un buen maridaje. En esta última fase del proceso basta con satisfacer los gustos de cada uno primando los productos de temporada, que son frescos y combinan a la perfección con infinidad de tipos de bebida que lleve vino.

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