La Rioja

El récord electoral de Villarroya, empañado por un DNI ajeno y un sobre duplicado en la urna

Foto: EFE/ Fernando Díaz.

Tres son los principales puntos calientes a nivel de información en cualquier jornada electoral que se desarrolle en España. Uno: los candidatos acudiendo al colegio electoral. Dos: los balcones de la sede del vencedor en las urnas. Y tres: Villarroya. Cuando la fiesta de la democracia llama a rebato, el municipio riojano demuestra que es pequeñito pero matón y cierra su colegio electoral a la velocidad del rayo. Si pestañean se lo pierden.

Veintiséis segundos bastaron el 23J para que los siete vecinos censados participaran en los comicios. Cuatro votaron al Partido Popular y los otros tres se alinearon en el bando de votar en blanco. Todo, para detener el cronómetro en un tiempo que rebaja en tres segundos la anterior plusmarca electoral de la localidad, lograda el pasado 28 de mayo.

FOTO: EFE/Fernando Díaz

A buen seguro que el pasado domingo, en cualquier colegio electoral del país, alguien daría un brazo por quitarse el proceso con la fugacidad de los vecinos de Villarroya.  La cuestión es que el procedimiento, como esos juegos de trileros que se desarrollan a toda velocidad, depara sorpresas con un visionado algo más pausado. De modo que un sobre ‘duplicado’ y un DNI ajeno empañan el nuevo récord del municipio. Circunstancias, ambas, que no han pasado desapercibidas en las redes sociales

El visionado al detalle muestra cómo la segunda de las vecinas presenta un carné de identidad cuya foto se corresponde con la de un señor con bigote. La mesa valida el DNI y voto a la urna. Y, cosa de las prisas, cuando el último elector se dispone a cerrar el proceso los nervios le juegan una mala pasada y hace volar el sobre que cubría la ranura de la urna. Deposita su voto, la mesa le devuelve el sobre volador… y a la cazuela.

FOTO: EFE/Fernando Díaz.

En este caso, la circunstancia no representa ningún “pucherazo”, como se han apresurado a denunciar en las redes sociales. Ese sobre (el volador) estaba previamente marcado y sellado, por lo que bastó con eludir su recuento al abrir la urna y percatarse de que sobraba una papeleta.

Ante estos casos tampoco está de menos recordar aquello que cantó el arriero cuando aseguraba que -también en una cita electoral- “no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar”.

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