El Rioja

Una vendimia temprana y llena de incógnitas

“A cualquiera que le digas que estamos tirando las uvas al suelo porque no hay bodega que nos las coja se queda a cuadros”. Pero esa es la realidad: las ventas de vino no remontan, las bodegas tienen sus depósitos a rebosar y no pueden asumir una entrada de uva que hubiera sido habitual en años anteriores, por lo que cierran puertas y piden a sus antiguos proveedores que se busquen otros compradores para colocar la uva o bien que, directamente, la arrojen al suelo.

No es plato de buen gusto para nadie tirar por tierra el trabajo de varios meses atrás, pero las cuentas no salen. Un agricultor de Tricio es uno de los 319 profesionales que deben cortar la uva de parcelas enteras antes del próximo 15 de julio si quieren cobrar la subvención. Juntos no suman ni mil hectáreas de viñedo (984,99), lo que supone un 2,1 por ciento de la superficie total de viñedo de La Rioja se ha acogido en total a esta ayuda a la cosecha en verde del Programa de Apoyo al Sector Vitivinícola Español 2019-2023 (FEAGA 2023). Una ayuda cuya cuantía dejará algo más de 3,7 millones de euros en los bolsillos de estos viticultores.

No se veían racimos verdes a pie de viña desde 2020, cuando la pandemia frenó en seco el consumo de vino, pero la historia ha vuelto a repetirse de nuevo por la situación de excedentes de vino que inunda de preocupación la DOCa Rioja desde hace ya varios años. Quien prefiere mantenerse en el anonimato tiene por delante diez hectáreas de tempranillo tinto en la zona de Nájera para vendimiar en los próximos días. Y lo hará a mano, por lo que la labor se incrementa.

“La bodega a la que he llevado desde hace años la uva ya me avisó que no podían meter más, que están llenos, así que teníamos que buscar otras alternativas. Seguimos teniendo buena relación con la bodega porque la situación es comprensible y para ellos tampoco es una solución fácil cerrar puertas a sus proveedores. Es que no creo que esto de tirar las uvas vaya a solucionar mucho. Al final solo sirve para tapar el agujero durante este año, pero ¿y el que viene? ¿Otra vez a tirarlas al suelo?”.

Asegura que la cosecha en verde es la última opción que barajaba, pero no ha habido manera de encontrar bodega que le recoja esas diez hectáreas, aunque tiene otras cinco todavía en busca de comprador. Su padre, que nunca se había visto en esta situación, también se ha acogido a la ayuda. “Él al menos se jubilará en los próximos años, pero este problema no se va a solucionar a corto plazo y si esto sigue así, con la pérdida de rentabilidad por parte del agricultor, acabaremos viendo lo que está pasando en Burdeos con el arranque de viñedo. Aquí el Consejo Regulador de la DOCa tiene que ponerse las pilas”, incide.

Y en cuanto al valor económico de la ayuda, se muestra optimista: “No sé si ganaremos o perderemos vendimiando las viñas en verde, pero creo que el importe que van a entregar es positivo y además ha sido poca la gente que ha solicitado la ayuda. Por otro lado dicen que este año aún se van a pagar más baratas las uvas y hablan incluso de unos 50 céntimos, aunque a saber”.

Subir