Agricultura

El envero colorea las primeras uvas en Rioja con el oídio presente

El envero colorea las primeras uvas en Rioja con el oídio presente

Racimos en pleno envero en Azagra

El viñedo de Rioja avanza en su ciclo con los primeros racimos ya enverando por la mitad más oriental de la denominación a uno y otro lado del río Ebro. Quedan prácticamente dos meses para arrancar con la vendimia en estas zonas más tempranas y las perspectivas, en un repaso general por las viñas, son optimistas en cuanto a la sanidad de la uva, siempre y cuando se queden al margen los escenarios de pedrisco e inundaciones que dañaron 2.857 hectáreas a lo largo de todo el mes de junio.

Tormentas que no han propiciado, por suerte y por ahora, la aparición del temido mildiu. Aunque las previsiones meteorológicas para esta primera semana de junio congregan las condiciones propicias para ello: riesgo de tormentas y temperaturas máximas que superarán los 30 grados, con un pico durante el fin de semana en el que los termómetros podrían alcanzar los 38 grados.

En Aldeanueva de Ebro también hay racimos de tempranillo ya enverando. “El ciclo viene algo más adelantado que el año anterior, pero hasta que no llegue la maduración no se puede aventurar nada. Lo que está claro es la segunda quincena de agosto ya la tenemos reservada porque, al menos el tempranillo blanco, sí se vendimiará por esas fechas. Incluso puede que algo de tinto también a finales de mes”, señala Abel Torres desde la cooperativa Viñedos de Aldeanueva.

Signos de oídio en racimo en un viñedo de Rioja.

Aquí el viñedo está “sanísimo”. Ni oídio ni mildiu. “Afortunadamente, aquí no ha habido grandes precipitaciones, por lo que no hemos tenido que preocuparnos por los focos fúngicos. Ahora ponemos atención en los vuelos de la polilla, para la que hemos colocado en todas nuestras viñas feromonas para la confusión sexual. Si vemos que algunas parcelas tienen más riesgo de vuelo habrá que hacer tratamientos complementarios en zonas puntuales, pero en general está bastante controlado”.

Un escenario, sin embargo, que no se extiende en el resto de la denominación. El oídio sí se ha hecho notar en algunas parcelas en las zonas en las que no se pudo tratar de forma preventiva por las lluvias. La ceniza, como se denomina a esta enfermedad fúngica ya endémica en la región, deja preocupación en el renque porque una vez entra en la planta el daño puede ser a veces irreparable. Así que toca deshojar y airear los racimos para que penetren mejor los tratamientos de azufre en polvo.

Por delante quedan los meses determinantes en la producción y calidad conforme engordan las bayas, pero Torres estima que la cosecha de 2023 en términos de cantidad será similar a la del año pasado: “El cuajado fue bastante bueno en todas las variedades, pero con la reducción de rendimientos habrá que corregir cosecha de cualquier forma. El problema son las tormentas de granizo que puedan llegar a partir de de ahora, cuando el azúcar esté más presente en la uva”.

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