Los termómetros han llegado a los 30 grados y algunos ya han empezado a hacer las pruebas oportunas de humedad en el grano para ver si daban o no el paso. Por tierras navarras ya se ven las primeras cebadas segadas, algunas antes de tiempo para destinarlas a forraje. Sus cosechadoras avanzan lentas y a trompicones ante las lluvias que aparecen de repente e interrumpen la labor. Y al otro lado del Ebro, las tormentas también han dejado huella. En La Rioja más oriental esperaban inaugurar la temporada de cosecha la semana pasada, pero algunas zonas cerealistas llegaron a acumular más de 20 litros por metro cuadrado tras las lluvias del fin de semana.
El sol, sin embargo, se ha puesto a favor y las cosechadoras ya están en marcha en La Rioja Media y Baja. Pasada la media mañana, David ha comenzado a segar esas primeras cebadas en el término de Arrúbal con poco más del 12 por ciento de humedad. «Están saliendo unos 300 kilos por fanega (1.500 kilos por hectárea) y está muy cortita. El grano sale algo menudo, pero limpio y bien granado», señala a pie de rastrojo. «Hemos empezado para probar, pero si no da mas humedad iremos cogiendo cebadas estos días antes de que llueva porque el campo ahora mismo está para cosechar, pero se necesitan días como el de hoy. Así que vamos a seguir cosechando por lo que pueda pasar».
También se ha dado por inaugurada la cosecha en tierras de El Villar y Ausejo. En esta última localidad, la Cooperativa GARU recogió este miércoles algunas muestras de grano, pero ha sido a mano por lo que no se asegura que haya buen tempero para que el inicio de campaña sea generalizado hasta que las muestras no sean cogidas a máquina.
«Son pocas las máquinas que han salido, muchas por probar y ver cómo sale. Pero la mayoría de los agricultores están a expensas de ver qué ocurre este fin de semana, ya que la probabilidad de precipitaciones es alta y la cantidad prevista, también. Así que esperarán hasta la semana que viene, aunque también es probable que si hoy les va bien a los que han salido se corra la voz y alguno más se anime a empezar. Pero lo más probable es que estén estos dos días cosechando y luego tengan que parar», señala Luismi Ezquerro, responsable del almacén GARU.
Más pacientes están en La Rioja Alta. «Aquí hay que esperar un poco más, pero con unos días de calor en los que el sol caliente bien ya vamos a poder arrancar en la zona de Santo Domingo con las cebadas tempranas», asegura Óscar Salazar. El cerealista de Foncea calcula que podrá poner en marcha las máquinas la próxima semana en alguna zona de La Rioja Alta, pero en otras tocará esperar más. «El domingo en Foncea cayeron unos 50 litros y el lunes, 30».
Algo en lo que coincide el sector en general es que «el campo está muy malo por todos lados». En Navarra, apunta Salazar, se esta cosechando con rendimientos de 1.000 kilos por hectáreas. «Lo de este año no ha pasado en la vida en nuestra zona de La Rioja Alta porque vamos a dar hasta parte al seguro por la sequía, así que no sé qué rendimiento saldrá ya que todavía es pronto. En la zona de Foncea el campo todavía está verde. Además, hay zonas en las que el granizo también ha tirado parte del grano», apunta confiado de que la merma de cosecha de este año «va a ser mínimo del 30 por ciento respecto al año pasado».
Lo que tiene claro es que todas las fincas se van a cosechar, a pesar de las dudas que se escuchaban por algunas zonas de La Rioja Baja. Otra cosa ya es en el caso de los girasoles: «Entre la sequía y las tormentas, se está arrastrando todo y puede que algún sembrado de girasol no se pueda ni coger».
Desde la GARU, Luismi afirma que este año alguna pieza sí se va a quedar sin cosechar «porque va a salir más caro meter la máquina que lo que se va recoger de la parcela». Prefiere no aventurarse a la hora de estimar el rendimiento que dejará esta campaña 2023, aunque con suerte, «las cebadas que mejor pinta tienen igual no llegan ni a los 2.500 kilos por hectárea, mientras que la mayoría se quedarán en los 1.000 kilos o incluso ni eso».
Pero no solo la merma en producción es lo negativo de la cosecha. El cerealista de Foncea apunta a los precios, que no cesan en su bajada: «El cereal se ha desplomado después de todo lo que nos ha costado sembrar. Se escucha, incluso, que ya estamos cerca de los precios de antes de la pandemia…».
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