Las festividades del Día de La Rioja y San Bernabé han estado protagonizadas, sin duda, por los charcos a pie de calle, calles inundadas y muchos, muchos paraguas. A veces salía el sol, pero los pluviómetros han ido acumulando litros de agua tras cada chaparrón acontecido durante este fin de semana que llegaban con esperanza ante la situación de sequía al mismo tiempo que frustraban algunos planes para quienes estaban de vacaciones.
La alerta amarilla anunciada por la Aemet se ha mantenido en pie durante estos últimos días regando de este a oeste y de norte a sur toda la región, una alerta que también se mantiene de cara a este lunes y los próximos días con posibilidad de tormentas con granizo. La jornada del domingo, sin embargo, ha sido la de mayor pluviometría sin duda, dejando una media de 20 litros por metro cuadrado.
La Red de estaciones agroclimáticas SIAR del Gobierno de La Rioja destaca los más de 25 litros que arrojó el cielo sobre el término de Foncea durante el 11 de junio o los cerca de 20 que se llevaron Pazuengos y San Román de Cameros. La capital riojana se quedó en casi 14 litros, mientras que en Urbaña, Leiva, Santa Engracia, San Vicente de la Sonsierra y Haro se superaron los 10 litros.
Durante la jornada del sábado también fueron cuantiosas las precipitaciones en Ortigosa de Cameros (20,6 litros), Santa Engracia del Jubera (17,5 litros) y Villoslada (10,8 litros), así que este lunes la región ha amanecido casi por completo con la tierra húmeda, encharcada en muchos casos y con abundantes reservas que se llevan algunas zonas. Algo que dará una tregua necesaria a los cultivos que venían sufriendo los daños por sequía, aunque ello a la vez frene los ciclos de la cosecha.
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