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La ‘nueva’ María Zambrano florece en el centro de Logroño

Hace dos años, al este de la circunvalación varios operarios comenzaban a martillear la calzada para abrir paso al primer Eje Ciclista de Logroño, que ahora se somete a sus últimos remates para conectar sobre las dos ruedas Los Lirios y El Cubo a través del Paseo del Espolón, centro neurálgico de la vida en la capital riojana.

En esos 24 meses han aflorado opiniones para todos los gustos sobre la funcionalidad y oportunidad de abrir una vía de comunicación exclusiva para bicicletas que atraviese Logroño de este a oeste. Y esta semana lo que florecen son los nuevos jardines que ornamentan una de las calles clave en esa conexión: María Zambrano.

A través de ella se ensambla el trazado que baja por Avenida de Portugal desde la Plaza de la Diversidad y el que conecta con Duquesa de la Victoria (donde vino a morir la primera fase del proyecto) a través de Muro de la Mata.

El trazado ciclista ha reconfigurado por completo María Zambrano, donde la banda de estacionamiento se ha ‘mudado’ a la acera oeste -por donde discurría el anterior carril bici- para permitir que las aceras se ensanchen donde antes dormían coches y la ciudad respire con tres nuevos parterres en los que crecen plantas y arbolado de tamaño medio.

Antigua configuración del tráfico en María Zambrano.

Al igual que en Avenida de Portugal, la calle María Zambrano se configura como “ciclocarril compartido a contraflujo”. Es decir, los ciclistas que circulan en dirección sur (de Muro de la Mata hacia Gran Vía) comparten carril con el tráfico rodado -siendo la prioridad para las bicicletas- y aquellos que pedalean en dirección norte (del cruce con Avenida Portugal hacia El Espolón) tienen el carril segregado.

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