Cultura y Sociedad

Un logroñés sufre en ‘First Dates’ la maldición de Jesulín: “Ambiciones”

Asegura Google Maps que 826 kilómetros separan Logroño de Prado del Rey, en Cádiz (no confundir con los estudios de RTVE en Madrid). Allí se erige la finca que más páginas ha rellenado en la historia de la prensa rosa española, que ya es decir. Pero, sin saberlo, un afable ingeniero de Logroño está conectado con Jesulín de Ubrique mediante la misma maldición: “Ambiciones”.

Lo ha descubierto esta semana en First Dates, donde le han servido calabazas sin que el plato apareciera en el menú del restaurante. Se las ha dado Elena, una madrileña de origen ruso que fue al programa en busca del amor y acabó compuesta y sin Josu, que se presentó como una persona a la que le gusta “cuidar de la pareja y tener detalles pequeñitos pero graciosos, como madrugar un fin de semana para ir a coger unos croissants recién hechos para desayunar”.

La cita venía de nalgas desde que el pretendiente riojano atravesó la puerta del restaurante luciendo una camiseta rosa. A Elena, como que no le encandiló el modelito. Y no por el unicornio con melena arcoíris que se contrapone al “Death Metal” de la inscripción, sino por la prenda en sí: “No se puede venir en camiseta a una cita. Si trabajas en una empresa TIC tienes que traer botones”. Tocaba remontada.

El caso es que, entre bocado y bocado, Josu parecía ir colando sus fichas ante la pretendienta “de ojos muy bonitos y formas muy atractivas”, que le hizo la mítica envolvente: “Yo busco una persona muy cálida y noto que tú eres así”. Sonrisilla del ingeniero logroñés, que ya se veía paseando a Elena por la calle Portales.

Entretanto, el riojano le explicó a su pretendienta que, aunque trabaja en una empresa de instalaciones eléctricas, “yo no las hago; me encargo de los presupuestos. Soy, como dicen mis compañeros, una ratita de oficina”.

Completado el cortejo gastronómico, llegó la hora del veredicto. Josu dijo sí y Cupido ya tensaba su arco cuando Elena arrancó su alegato: “Tú podrías ser una buena pareja, eres una persona madura”. Pero el partido no acaba hasta que el árbitro hace sonar su silbato y ahí llegó el jarro de agua fría: “Dentro de las cuatro cualidades que busco en un hombre tienes tres y te falta una”. ¿Pero cómo?

Para no dejarle con la intriga, la madrileña le despejó las dudas espetándole que “busco un hombre que tenga ambición en el trabajo”. Y fue ahí cuando Josu, pese a los 826 kilómetros que separan Logroño de Prado del Rey, se sintió conectado con Jesulín de Ubrique. Malditas Ambiciones.

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