El Rioja

El viñedo de Rioja, entre el inicio de la espergura y unas cepas sin brotar

Avance del ciclo vegetativo en un viñedo de Rioja Oriental

La Semana Santa ni ha sido pasada por aguas ni por heladas. Más bien ha sido el calor quien ha marcado el día a día de cada jornada y, así las cosas, las cepas han cogido velocidad. La cosa igual se tuerce en lo que queda de semana con ligeras lluvias en el horizonte, pero no será en gran medida. Ahora los brotes en la mitad este de Rioja ya apuntan esos pequeños racimos y la vista se posa en la próxima campaña a manos de las cepas.

Los primeros viticultores que den el pistoletazo de salida a la conocida como poda en verde esperan que sea durante la próxima semana cuando comiencen a recorrer las viñas cepa a cepa, siempre y cuando no llegue un temporal de frío que retrase el ciclo. Se trata de unas de las faenas manuales más importantes, junto con la poda de invierno, a la hora de determinar la cosecha final. Más si cabe este año, cuando cobra especialmente importancia ante la reducción de rendimientos en campo al 90 por ciento para las uvas tintas fijados por el Consejo Regulador de la DOCa Rioja.

En la ribera navarra, al otro lado del Ebro, tienen previsto empezar el próximo lunes, coincidiendo con las fechas del año pasado, según calcula un viticultor de Azagra. Pero esta no es la tónica general en la región. El enólogo de Bodegas Olarra, Javier Martínez de Salinas, asegura que por las zonas más tempranas como Viana el viñedo avanza a trompicones debido a los altibajos térmicos que ha sufrido en la última semana.

“Un día los termómetros bajan de los cero grados y otro día se ponen a 26, así que las cepas no acaban de tirar del todo. Pero el problema está en la falta de agua. Ahora lo ideal sería que cayeran 40 o 50 litros, pero no va a ser el caso y es que la vid responde al tiempo, por lo que no puede prosperar si no cuenta con reservas hídricas suficientes. Lo que está claro es que calor no le va a faltar al viñedo este año”, remarca.

Una situación muy diferente a la del año anterior, cuando la brotación se retrasó unas semanas por los fríos, pero volvió a pisar el acelerador en mayo con los calores que llegaron pero gracias principalmente a la lluvia que arrojó durante el invierno. “Eso le permitió a la viña defenderse bien ante el calor del verano, pero este año no pinta igual porque de momento el suelo parte con mucha menos cantidad de agua. Si en estos días viniera un golpe fuerte de agua, sí podríamos ver que la espergura se adelanta a finales de abril o principios de mayo”.

Panorama similar en la mitad occidental de la denominación. “En Cenicero la mitad del viñedo no ha brotado, como ocurren en general en toda Rioja Alta, y solo están avanzadas aquellas viñas que ha sido regadas. En esos casos, de continuar estas temperaturas favorables acompañadas también por algo de lluvia, se podrá empezar a espergurar las primeras viñas a finales de abril, lo que supondrá un adelanto de unos 12 días. El resto vendrán en tiempo y forma a años anteriores, es decir, en torno a San Isidro o unos días antes, pero todo lo determinará el estrés hídrico y cómo hayan acabado las viñas la campaña el año pasado”, señalan desde Bodegas Riojanas.

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