La Rioja

Sin repiques ni tictac: Sonería Monumental San Román busca relevo

Acapara las miradas de pequeños y mayores, y es que no hay nada igual en Logroño. Los paseos por Club Deportivo, 82 se hacen más amenos a eso de las 12 y a las 18 horas cada día de la semana. Las campanadas de un curioso reloj autómata anuncian un espectáculo que, tristemente y si nadie lo remedia, tiene los días contados.

Sonería Monumental San Román es de esos lugares en los que uno podría perderse. El escaparate, en el que actualmente cuelga un cartel de ‘Se traspasa’, llama la atención por sí solo, pero si cruzas la puerta, la historia riojana comienza a sonar a ritmo del tic tac que José Luis Tomás San Román ha creado.

San Román se ha convertido en el mapa sonoro de La Rioja. Su padre era tallista y a su madre la recuerda siempre con el ganchillo y los bolillos. Él empezó como electricista, pero de su cabeza nunca se iba el recuerdo de aquel reloj de Villamediana, -donde nació y se crió-, parado.

En uno de sus trabajos en una joyería preguntó por curiosidad si conocían algún sitio donde poder arreglar un reloj de bolsillo y ahí es donde conoció al que José Luis llama su mentor: Manolo Rodó. A partir de aquí comienzan a girar las manecillas de su nueva vida. “Este hombre me abrió las puertas de su taller y empezamos a forjar una relación muy estrecha”. Incluso llevaron a cabo juntos la primera incursión de San Román en el mundo de los relojes arreglando, nada más y nada menos, que el reloj de Villamediana.

En un principio el propietario de la Sonería Monumental iba a ser quien ayudará a Rodó, pero “por un cúmulo de cosas, decidimos que yo restauraba el reloj y él me ayudaba a montarlo. Ese fue mi comienzo en el mundo de la relojería, un ‘vicio’ del que todavía tengo problemas para salir. Soy uno de los pocos afortunados que ha hecho de su hobby su forma de vida”.

El siguiente paso fue construir un reloj eléctrico para colocarlo en los pueblos de la geografía riojana, pero el problema llegaba con la falta de campanas en algunos municipios o el mal estado de las mismas. “Un reloj sin campana es como un jardín sin flores”. Entonces se cruzó en su camino la empresa Campanas Quintana, de la que hoy en día sigue siendo delegado para la zona norte de España.

Campanas por aquí, relojes por allá, llegó el momento de establecer su propio negocio, y así nació Sonería Monumental San Román en la calle Club Deportivo de Logroño, sin abandonar su puesto en Quintana. “Tengo la suerte de poder decir que he trabajado para Patrimonio Nacional restaurando el reloj mecánico del Monasterio de las Huelgas Reales de Burgos, también en la Granja San Ildefonso o El Escorial”.

José Luis lleva toda su vida en ruta, fotografiando, inventariando y en muchas ocasiones arreglando cientos de relojes y campanas pero, hoy, año 2023, ¿sigue habiendo trabajo? “En España hay muchas iglesias, catedrales, ermitas…, todas con sus campanas. Tenemos un patrimonio muy rico y alguien tendrá que mantenerlo, ¿no? A eso hay que sumarle los innumerables relojes que hay en todas las plazas de los pueblos. Sería un grave error perder toda esa riqueza”, lamenta San Román.

El reloj ‘mágico’

Seguramente mucha gente no conozca la historia de la Sonería Monumental ni de José Luis, pero a nadie se le escapa el espectáculo que todos los días del año reúne a los viandantes en Club Deportivo, 82. “Siempre he sido una persona muy autodidacta y me ha gustado mezclar la electricidad con la mecánica. Me encantan los los muñecos y cuando veo algo en movimiento se me van los ojos. Siempre tuve la idea de hacer un reloj con autómatas y el primero se lo dediqué a mi hija”.

Cuando llegó a Logroño vio que la zona donde estaba su local podía ser un buen lugar para crear algo que llamara la atención de pequeños y mayores y, aprovechando una convalecencia por una operación de rodilla, se puso manos a la obra. “Hace ya diez año que inauguramos este reloj temático de Logroño y para Logroño”.

Comienza el show con un pájaro que sale a mano izquierda, se agacha y da de comer a su cría. “Este primer escenario está ambientado en los Sotos de Alfaro”. A mano derecha, un monje da doce campanadas, un homenaje al Monasterio de Valvanera. Y por último, una pareja de logroñeses ataviados con el traje regional bailan al son del piano con el arco del Revellín de fondo”.

Cuando el espectáculo parece terminado y los aplausos arrancan, otra sorpresa. “Vuelven a salir los muñequitos, esta vez bailando al son de la voz del que fuera el mejor cantante de la ciudad, Pepe Blanco”. Y todo, tanto en el ‘pase’ de las 12 horas como en el de las 18, acompañado con doce campanadas.

Esta es una primera parte de lo que José Luis tenía en su cabeza. De hecho, cuando ya tenía todo preparado para comenzar a construir la continuación, “hubo un acto vandálico que destrozó el reloj y se me quitaron las ganas. Me dediqué a arreglarlo y se quedó en saco roto. Una auténtica pena”.

‘Se traspasa’

A José Luis todavía le queda mucho por hacer, “pero hay cosas en la vida como la salud que no se pueden prever”, así que ha decidido traspasar su negocio de Sonería Monumental San Román. “Estoy buscando un aprendiz. Me gustaría que esto continuara, porque es una pena que se perdiera todo lo que he conseguido a base de trabajo, trabajo y trabajo”.

Reconoce que un negocio como este requiere, sobre todo, mucha sensibilidad y muchas ganas, porque “además, dejo una cartera de clientes muy extensa como representante de la empresa de campanas más importante de España y muy afamada en Latinoamérica, Campanas Quintana”.

José Luis no se despide, de hecho, a quien venga, “le voy a enseñar tres oficios: primero el de campanero; también le enseñaría instalar relojes nuevos, esos que se montan ahora con pequeños ordenadores que controlan todo desde un ordenador; y lo que es más importante, la restauración del Patrimonio. Relojes de doscientos años de antigüedad que se quedan ahí olvidados y que no hay nadie que los repare. Eso sí, no vale cualquier reparación”. Porque, ya se sabe, la mejor restauración es la que no se nota.

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