El Rioja

Softwine, o cómo una bodega ahorra tiempo, problemas y dinero

FOTO: Fernando Díaz

A la segunda fue la vencida. Y entonces, sí, decidieron hacer caso al destino. La primera vez que coincidieron, Gonzalo y Alfonso se hicieron amigos. Fue en la Universidad de La Rioja. Los dos cursaban estudios de ingeniería industrial, y un trabajo por parejas les permitió conocerse. Matrícula de Honor. Funcionaron bien como equipo. Fue el mejor trabajo de los presentados durante ese curso. Gonzalo Villar y Alfonso Álvarez se hicieron buenos amigos. Corría el año 1997.

Gonzalo se decantó por el amplio mundo de las instalaciones energéticas, Alfonso se metió de lleno en el competitivo sector de la automoción. Por cuenta ajena, sus vidas profesionales se separaron. Hasta que el destino les volvió a reunir. Fue en 2014. Y entonces sintieron la llamada del emprendimiento. El 1 de enero de 2015 fundaron Softwine, que actualmente trabaja con un importantísimo catálogo de bodegas de Rioja.

Fernando Díaz

Desde entonces, Gonzalo Villar y Alfonso Álvarez implantan en las bodegas una metodología de trabajo (‘Kanban’) que reduce el tiempo de gestión de los pedidos, el envío de muestras o la planificación de la producción y su control, así como el consumo energético gracias al uso de técnicas de ingeniería industrial aplicadas al mundo del vino. Su metodología ‘Kanban’ se adapta perfectamente a los sistemas de planificación de recursos empresariales o ERPs. “Generamos conocimiento en las bodegas para que ahorren tiempo y dinero”, remarca Alfonso.

El objetivo de Softwine es que las bodegas funcionen de la forma más eficaz posible reduciendo los problemas y los conflictos que provocan una gestión inadecuada de la producción. Porque Gonzalo y Alfonso saben perfectamente que “las bodegas son un mundo mucho más complejo de lo que la gente se cree”. No se trata ‘solo’ de “cuidar muy bien la viña, de hacer una buena selección en la vendimia, o de criar un gran vino que se embotella y se vende”. Gonzalo sabe que “la exportación lo ha cambiado absolutamente todo”. Vender fuera es realmente complicado, desde los trámites burocráticos hasta el envío de los pedidos, “y no es el único de los problemas”.

El día a día de una bodega “arrasa con todo” y cuesta “un triunfo poner a todo el mundo de acuerdo para planificar la producción”, apunta Gonzalo. Alfonso ha observado que “los pedidos son un agujero negro del que no sabes nada desde que el cliente te lo pide hasta que sale por la puerta de la bodega”. Ambos han detectado que hay información de los pedidos a la que es imposible llegar, “lo que te hace perder tiempo y dinero”. Además, “el envío de muestras es un quebradero de cabeza porque se cometen errores o te quedas sin saber qué opina tu potencial cliente”. Y han observado que “las reuniones de planificación duran más de lo necesario y la bodega pierde dinero en horas improductivas”.

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‘Kanban’ ayuda a las bodegas “tamaño medio y grande” a ser “más competitivas”. Ahorra tiempo y muchas preocupaciones. Mejora la gestión de los pedidos, porque “toda la información está disponible para todo el equipo en todo momento”, señala Gonzalo. La implantación de esta metodología impide que se envíen muestras equivocadas o que se pierda el feedback del cliente. “Es un momento importante para dar una buena imagen, y un error en el envío de muestras puede impedir futuras ventas”, reconoce Alfonso. ‘Kanban’ facilita de forma eficaz la planificación de todos esos auxiliares que requiere esta industria, y Gonzalo y Alfonso ayudan a las bodegas a conocer la verdadera eficiencia de la línea embotellado para “mejorar la productividad”. Y por supuesto, “y más ahora con el precio de la energía”, recuerda Gonzalo, “medimos la energía utilizada que es la única manera con la que se puede ahorrar”.

La ingente cantidad de información que cada día genera una bodega queda ordenada gracias a la implantación de la metodología ‘Kanban’. “En Softwine ayudamos a que las bodegas asciendan un peldaño en materia de eficiencia, productividad y competitividad”, coinciden Gonzalo y Alfonso, dos riojanos que se conocieron en la Universidad de La Rioja y que ahora ayudan a las bodegas de Rioja a ser más competitivas en un mercado global.

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