CARTA AL DIRECTOR

‘La Rioja en los tiempos de Mazzucato’ (I)

Hace unos meses describí en un artículo llamado ‘La Rioja tiene que Salir a Ganar’ mi particular escepticismo ante lo que ha venido a llamarse el Plan de Transformación de La Rioja y la capacidad de los cuatro ejes misteriosamente elegidos para llevar a nuestra región hacia un mejor futuro. He de agradecer a los que se pusieron en contacto conmigo, muchos de ellos en privado o en redes sociales, para mostrarse de acuerdo, compartir la extrañeza del plan y preguntarse por otros tipos de estrategia que podrían llevarse a cabo.

Una de las cosas que me han pedido es que me moje en los ejes que priorizaría. Me dicen que no utilice tanto la vía negativa y trate de construir. Y en efecto parte de razón tienen. Es por ello por lo que vengo con esta nueva entrada a intentar aportar mi granito de arena, dispuesto a fomentar que otros también lo hagan, me corrijan, lo mejoren, lo que sea, pero que salgamos de la situación un tanto inmovilista. Máxime teniendo en cuenta la escasa información de la que disponemos los ciudadanos sobre el avance de la oficina de transformación.

Hace unos meses en una conferencia en Logroño, el director del Comisionado para la Nueva Economía de la Lengua, Manuel G. Bedia, afirmaba que el concepto de “Misiones Públicas” y el paradigma del “Estado Emprendedor” descrito por la economista Mariana Mazzucato es una idea que ha arraigado fuertemente en el seno de la Unión Europea. Y creo que está en lo cierto. Sin ánimo de ser exhaustivo, lo que se viene a argumentar es que el estado debe ser y es un vector tractor de innovación, y no sólo eso, sino que tiene la capacidad de asumir riesgos y por tanto llevar a cabo inversiones que el mercado por sí sólo no emprendería por un mero cálculo de rentabilidad.

Los ejemplos clásicos históricos son la carrera espacial, la defensa o la inversión en salud pública. Los avances en I+D derivados de estas inversiones después habrían capilarizado al resto de la industria produciendo grandes avances en otros sectores como el del consumo. Nos indican que no hay que pensar en el estado como un mero árbitro, o en todo caso como un inversor contracíclico que aumenta el gasto de forma indiscriminada (recordemos nuestro poco celebrado plan-E de Zapatero).

La obra de Mazzucato ha sido debatida y también contestada desde muchos ámbitos y no es mi propósito abundar en ello, pero si me gustaría constatar varios puntos:

Primero, que es cierto que la Unión Europea y el sector público van por ese camino, véase por ejemplo la organización en base a PERTEs que se distribuyen en misiones de innovación. Segundo, que al menos una de las tesis de Mazzucato esencialmente es cierta: obviamente un agente económico como es el sector público con semejante capacidad masiva para disponer de recursos tiene el potencial de ser un elemento tractor de la innovación como pueden serlo muchas empresas grandes y ello puede conducir a mejorar la competitividad de la economía.

Pero por muy grandes que sean los recursos públicos y por muchos riesgos que este pueda asumir, las malas inversiones con una cantidad gigantesca de dinero público pueden tener consecuencias desastrosas a largo plazo para la deuda y las cuentas públicas. Es decir, o se invierte con sentido, igual que cualquier empresa que se juega sus cuartos, o al final lo lamentaremos los “accionistas” reales de esta historia: usted y yo, los contribuyentes que siempre pagamos la fiesta mediante estancamiento secular y pérdida de poder adquisitivo. ¿Les suena?

En términos generales, no hay que olvidar que uno de los fundamentos de los estados liberales y de la economía de mercado es precisamente el otorgar a los agentes económicos privados la iniciativa de la inversión y la búsqueda de oportunidades de negocio con la información precisa que no se puede obtener ni manejar de manera centralizada.

Lejos evidentemente de los procesos de planificación central que tan desastrosos resultados causaron en otros momentos de la historia, en todo caso se buscaría que el estado pueda tejer desde su ámbito competencial una adecuada red de colaboradores privados que le ayude a llevar a cabo su misión de servicio público legítimamente atribuido.

Más allá de las preferencias ideológicas de este enfoque económico de la Unión Europea, lo que está claro es que desde el ámbito local y regional no tenemos muchas opciones de cambiar las reglas del juego, esto es lo que hay, así que por muy liberal que sea, lo que queda es aceptarlo e intentar por todos los medios que las inversiones se destinen de la mejor manera posible, o al menos que el resultado no sea muy desastroso, así que más vale que le pongamos cariño al asunto entre todos.

Pero vayamos al grano. ¿Dónde podríamos orientar de forma satisfactoria nuestra inversión colectiva de nuestra querida comunidad? Una herramienta que solemos utilizar al diseñar carteras de proyectos es primero fijar unos objetivos estratégicos y a partir de ahí generar una serie de líneas maestras de acción donde enmarcar los proyectos. No me va a dar espacio ahora para desarrollar ahora las líneas de acción, pero sí la estrategia, que yo fijaría en los siguientes tres pilares:

– Productividad: Aumento de nuestro PIB per cápita mejorando la posición competitiva de nuestras empresas dentro de su cadena de valor. Diversificación de tipos de industria y servicios.
– Sanidad: aumentar las capacidades de atención y atracción de personal sanitario.
– Equilibrio demográfico: aumentar la oferta de trabajo cualificado no solo en la capital.

Sobre el primer pilar: La economía en La Rioja tiene cosas buenas, pero se aprecia cierta madurez y dificultad para posicionarse en la vanguardia. Es cierto que de vez en cuando nos llegan buenas noticias desde el sector empresarial como la explosión de BosonIT gracias a la buena visión de sus directivos. Tenemos que conseguir que ese tipo de cosas nos pasen con mucha más frecuencia en todos los sectores.

En la misma conferencia aludida anteriormente Jose Ignacio Castresana nos decía que hay que apostar por la industria porque genera salarios más altos debido a su mejor productividad agregada y la especialización. Eso es cierto, pero sólo unos datos para la reflexión: La Rioja es la tercera comunidad autónoma en términos de contribución de la industria junto con Euskadi y Navarra. Somos con ellos los únicos que superamos el 25 por ciento de VAB. Pero por otro lado, estamos a mitad de tabla en cuanto a salario medio. Nos superan claramente Madrid, Navarra, Euskadi, Cataluña, y también Aragón y Asturias. Estamos prácticamente empatados con Castilla y León, Galicia o Cantabria, y no muy por encima de Valencia o Castilla La Mancha.

El problema en nuestra región por tanto no es la “desindustrialización”, como se ha venido a llamar la atención a veces, sino el tipo de industria y su posición en la cadena de valor. Los problemas son, hablando en líneas generales, la ventaja competitiva, su especialización, diferenciación en el mercado y por tanto su capacidad de fijar precios que redunden finalmente en puestos de trabajo más cualificados y con capacidad de pagar mejor a empleados con mayores capacidades técnicas. Todo esto, sin olvidar la capacidad de escalar los modelos productivos a otros tipos de sectores, la adaptabilidad a las disrupciones, el ser disruptivos nosotros mismos, etc.

Como decía hace poco en una mesa redonda sobre digitalización David Luquin, director de Avance Digital del Gobierno de La Rioja, nuestras empresas deben ser atractivas para nuestros profesionales, pero no sólo para retener a nuestros jóvenes, sino para que trabajadores cualificados de fuera nos elijan para construir su carrera profesional. Eso se consigue mejorando la posición competitiva y la ambición de nuestras empresas, que sean lugares donde los mejores se pegan por entrar ya que tendríamos los modelos de negocio mejor diferenciados.

El segundo pilar estratégico para mí es claro y me resulta sorprendente que no se haga más hincapié: faltan médicos. Esto va a ser un caballo de batalla en toda España y es un problema general, lejos del ruido interesado y desinformador de ciertos mensajes políticos, el problema no es solo una cuestión de presupuesto ni de titularidad pública o privada de la provisión del servicio. En nuestro caso particular además el no contar con unos estudios de medicina hace que tengamos que buscar herramientas para ser atractivos para los profesionales sanitarios formados en otras comunidades autónomas.

Es cierto que ya se apunta a esta facultad completa de medicina desde algún partido político, pero esa buena apuesta resultará en el largo plazo. Mientras tanto tenemos que utilizar otras herramientas. España y en particular La Rioja no cuentan ahora mismo con una renta per cápita que permita pagar los salarios que pueden pagarse en ciertos países de Europa, así que tenemos que encontrar el equilibrio entre la mejora salarial y otros incentivos para atraer médicos. Ojalá la millonada que vino a anunciar Pedro Sánchez para el difuso Valle de la Lengua buscara canalizarse de alguna manera hacia este grave problema.

El tercer pilar sobre demografía busca destensionar los accesos a la vivienda y generar un mejor efecto red para que los servicios (colegios, ambulatorios, clínicas, comercios) tengan una mejor distribución y distancias más salvables en el mapa. Un territorio organizado de forma más homogénea genera unos espacios más habitables y un mercado inmobiliario más eficiente tanto en alquiler como en propiedad, y con mejor capacidad de planificarse de forma orgánica. En este aspecto veremos cómo reforzar las cabeceras de comarca como Nájera o Santo Domingo tratando de equilibrar la demanda de fuerza laboral tecnológica y cualificada.

Una vez trazados los tres pilares estratégicos, queda definir las líneas de acción a desplegar para conseguir todo esto, lo cual dejaré para una siguiente entrega. Mientras tanto, una pregunta que podemos hacernos es: ¿A qué estrategia responde el actual plan de transformación? Se nos afirma que los objetivos son “ser más verdes, más digitales, más competitivos, más cohesionados e igualitarios”. ¿Responden las cuatro líneas de acción a la mejor implementación posible para conseguirlo? Lo veremos.

*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.

Subir