Las calles empedradas de Jalón de Cameros están húmedas en los laterales. No ha llovido, pero los termómetros han bajado de los cero grados durante varias noches y ahora con el sol, que sale tímido y al poco rato se vuelve a esconder, ese hielo y la poca nieve que arrojó días atrás en la sierra comienza a derretirse de los tejados. Subiendo cuestas hasta la iglesia camina Raquel Sáenz y, ahí en lo alto del pueblo, detiene su marcha para visualizar el que ha sido su hogar toda la vida, el que le ha dado alegrías y también se las ha quitado. Tenía 22 años cuando entró en la alcaldía de Jalón por el Partido Popular y ahí permanece, firme en sus convicciones, pero con un municipio muy cambiado después de otros tantos años en el cargo.
– ¿Qué le mueve a una joven de 22 años a ser aspirante a alcaldesa?
– Pues no era algo premeditado, si no que todo vino a raíz de una carta al director que escribí con 20 años. En ella reclamaba que no cerrasen el colegio de San Román donde estudiaba mi hermana porque si no se tendría que trasladar a Logroño, como me ocurrió a mí. Al poco después me llamó un compañero de Cabezón que entonces estaba en el Gobierno de La Rioja por si me interesaba entrar en las listas del Ayuntamiento. Y me apunté. Primero me presenté como alcaldesa en las listas de 1999, y no salí; a los tres meses se fue el alcalde y hubo de nuevo elecciones, pero tampoco salí. Y ya, a los nueve meses se fue este alcalde y entonces ya sí entré. A la tercera fue la vencida y hasta ahora. Recuerdo que mi primera obra fue cerrar el cementerio del pueblo para que no entrasen las vacas.
– Desde entonces la política ha formado parte de su vida más allá de Jalón. Diputada parlamentaria, tesorera del Partido Popular de La Rioja y también directora general de Política Local. ¿Qué la animó a esa inmersión más profunda?
– Tener afán por una política sana y de ayudar al compañero de al lado, eso es lo que me ha unido a mi pueblo y me ha hecho avanzar. Eso me gusta más que a un niño un chupa-chups.
– ¿Y ha conocido esa política sana?
– La he intentado desarrollar y la he conocido con algunos compañeros. Con otros, no, y por eso he decidido marcharme del que ha sido mi partido después de tantos años. Tal vez me haya quedado anticuada con la política actual, que considero que se basa en repartir unos asientos antes de conseguirlos, aunque haya quien diga que me he ido porque no me han metido en direcciones del partido. Yo nunca he pedido puestos así porque como en cualquier trabajo creo que hay que demostrar que tienes unos conocimientos y vales para ello.
– ¿El abandonar su hueco entre los populares fue una decisión premeditada?
– Fue cuando vi la problemática del partido que empezó al debatir quién iba a ser el relevo; hubo cosas que no me gustaron porque hubo quienes defendían la democracia y meses antes ya habían mandado un escrito a Madrid para ser candidatos. No comparto que cambien así el discurso. Yo levanté la mano en apoyo a Gonzalo Capellán, pero si luego nombra una dirección con la que no me siento representada pues tengo que irme. Y mi salida no fue por un calentón como dicen algunos, sino que fue meditada.
– Después de tantas idas y venidas, ¿aún le quedan ganas para seguir velando por su pueblo?
– Aún quedan ganas, sí. Siempre me ha movido el querer mejorar mi pueblo y eso no ha cambiado. Cuando me desvinculé del Partido Popular se comentó que renunciaba a la Alcaldía y no es así. Me volveré a presentar en mayo y si mis vecinos así lo quieren, seguiré como alcaldesa. Lo que no tengo claro aún es con qué partido, aunque ya he recibido propuestas.
– ¿Cómo es la relación con el resto de municipios de la Comarca del Camero Viejo?
– Pues como todo el mundo, tenemos nuestras rencillas y problemáticas. Todos queremos lo mejor para nuestro pueblo y a veces eso lleva a habladurías que vienen de tiempo atrás y de malinterpretaciones que creo que habría que dejarlas a un lado.
– ¿Ha tenido malas experiencias en la Alcaldía por esas malinterpretaciones?
– Bueno, me costó que la gente creyera en mí. He tenido que pasar de ser una alcaldesa con 22 años en la alcaldía cuando era concejo abierto y todos los vecinos, 53 censados en esa época, tenían derecho a voz y voto. Una época en la que tuve que escuchar muchas veces cosas como ‘Qué se cree esa niñata’ o ir a pedir el voto a familiares y que me digan que yo nunca podría ser alcaldesa y menos siendo mujer. Yo me habré equivocado, por supuesto, pero me gustaría que si me equivoco me lo digan en lugar de ir por detrás hablando de mí porque si no nunca me enteraré ni podré mejorar.
– ¿Cómo ha evolucionado el pueblo en estas dos décadas?
– Estoy satisfecha porque se han acometido obras importantes, como el acondicionamiento del parque infantil, el arreglo de las calles, que se han hecho en piedra y no encementadas como en otros pueblos y, sobre todo, el edificio multiusos. En 2010 decidimos no hacer más asfaltados de calles y ahorrar las partidas de los planes de Obras y Servicios para destinarlas a este edifico en el que hemos estado doce años trabajando y que es algo esencial para el pueblo pequeño ya que permite realizar todo tipo de actividades, pero a cubierto.
– ¿El lavado de cara en Jalón ha sido mayor o más importante que en otros municipios de la Comarca?
– No te sabría decir. Puede que Jalón haya hecho más cosas, pero ese lavado de cara no tiene que ver con la alcaldesa si no con la actitud de sus vecinos que, en un momento determinado, decidieron colaborar y trabajar a veredas en verano. Y eso rinde mucho más. Tal vez no hayamos arreglado calles ni infraestructuras durante diez años, pero todos los veranos hacíamos un muro, una fuente o incluso hemos cambiado las farolas a LED. Nos denegaron una subvención para cambiar el alumbrado así que cogimos lo recaudado en fiestas, rifas y demás compramos los equipos y han sido vecinos quienes han cambiado la instalación y ahora pagamos 300 euros frente a los 800 que pagábamos antes.
– ¿Cuál es el recurso que Jalón debe explotar para atraer población?
– Aquí, como en el resto de municipios de la sierra, si no se asienta la mujer jamás se conseguirá que la población vuelva a vivir en el medio rural. Aquí nos encontramos con niños que no saben dónde ir hasta que no están en edad de escolarizar porque no hay guarderías, por ejemplo, y eso es una carencia importante porque estos niños no tienen los mismos derechos que aquellos que viven en Logroño. Pedimos ya el año pasado una guardería y aunque el consejero de Educación se comprometió a dárnosla, finalmente no fue así a pesar de los locales que les ofrecimos. Nos dijeron que no había niños suficientes, pero es que si no damos el paso a montar algo difícilmente va a venir gente al pueblo, que ahora cuenta con una veintena de vecinos.
– ¿Ese proyecto, entonces, está en el aire?
– Bueno, está por ver, pero al menos ya nos hemos reunido para presentar un nuevo proyecto a nivel de toda la comarca, con asociaciones, empresas y ayuntamientos implicados, para crear un centro en San Román de Cameros para niños de 0 a 3 años que cuenten con un monitor especializado. Se pretende que haya también un servicio de comedor que puedan usar a su vez los niños que van al colegio, así como actividades extraescolares por la tarde de apoyo, pero también de excursiones y otro tipo de actividades. La idea es que los padres tengan la oportunidad de ir a trabajar durante el día y dejar a sus hijos en algún sitio con más niños. Es un proyecto ambicioso que ojalá sea reconocido porque hay hasta un 80 por ciento de financiación con un máximo de 80.000 euros. Queremos dar facilidades para que una familia al menos decida instalarse en el pueblo, aunque luego está el tema de la vivienda porque si las hay a veces no quieren vender ni alquilar…
