Firmas

Tinta y tinto: cerrar el aeropuerto

Avanza el 2023 con paso lento, pero firme. Ya hemos dejado de felicitar el año a toda persona que nos encontramos por la calle, las copiosas cenas nos duelen en la báscula y no en la cabeza, la rutina laboral se ha vuelto a instalar en la agenda y numerosos “a ver si quedamos y tomamos algo” se nos han quedado pendientes para la próxima Navidad. El ciclo de la vida continúa y en el horizonte aparecen dos citas electorales que condicionan nuestro día a día conforme se acerca la cita con las urnas. Nervios a flor de papeleta.

Entre tanto, nuestros políticos comienzan a tomar posiciones sin parar de estrechar las manos de esos ciudadanos que han vuelto a casa en estas fechas para estar con familia y amigos. La mayoría lo han hecho en coche porque de otra forma es casi imposible llegar a la tierra con nombre de vino. Cuenta la historia que Varea fue un importante puerto donde los romanos crearon un asentamiento comercial y militar entre la desembocadura del río Iregua y el río Ebro, pero en la actualidad ha dejado de ser navegable para grandes embarcaciones. Nos tenemos que conformar con algunos piragüistas e intrépidos aventureros en canoas, ya que ni siquiera un hidropedal podemos alquilar para bajar de Logroño a Calahorra.

En el caso del tren, la escasez de conexiones y frecuencias, así como tiempos de viaje más propios del siglo XIX, hacen también imposible que nadie en su sano juicio intente volver a casa en este modo de transporte, aunque quizás haya algún osado paisano que quiera admirar todos los detalles del paisaje de su amada región -da tiempo a ver hasta el último de ellos-. Incluso alguno al que le pille cerca la estación de casa y le sirva el recorrido como excusa para ver toda la trilogía de ‘El Señor de los Anillos’. El AVE ni está ni se le espera, por mucha nueva variante de Rincón de Soto que vayamos a construir “próximamente”. De hecho, los jóvenes riojanos tienen ahora mismo más esperanzas en conseguir una buena jubilación que en llegar a su tierra en un tren de alta velocidad.

Descartado lo de cargar la maleta en barco o en tren, nos van quedando menos alternativas. El autobús es una buena, siempre y cuando no tengas que hacer algún transbordo. Para alguien como un servidor, que ha quemado durante años la conexión entre Logroño y Madrid tanto en Alsa (qué tiempos aquellos del puerto de Piqueras sin túnel en pleno mes de enero cuando nevaba) como en PLM, esta opción era siempre la preferida hasta que apareció BlaBlaCar y la posibilidad de conocer gente nueva a la que le preguntas si estudia o trabaja para romper el hielo. Lo mismo da una discoteca que un coche con destino al mejor lugar del mundo para vivir.

Condenado al autobús -en caso de contar con una buena conexión- o al coche particular, uno puede tener la feliz idea de viajar en avión. ¿A dónde? Gran pregunta. Tienes menos opciones que un político de UPyD para salir elegido presidente. Actualmente sólo es posible ir y volver a Madrid, siempre y cuando no te dejen tirado en el aeropuerto porque el vuelo se ha cancelado. Incluso puede ser peor y acabar haciendo un “fantástico” tour desde Madrid hasta Logroño, pasando por Pamplona y haciendo los últimos noventa kilómetros en autobús. Un sinsentido que, a tenor de las recientes palabras de Vicente Urquía, va a continuar en el corto y medio plazo.

Entonces, me pregunto. ¿Por qué sigue abierta esta infraestructura que nunca se debió construir? Es posible una respuesta técnica, pero también es imposible entender que sigamos dilapidando dinero cada año en algo que sólo sirve para que lleguen unas decenas de vuelos chárter. Más aún al contar con Bilbao, Vitoria y Zaragoza prácticamente en la puerta de casa. Y en este sentido es de agradecer la franqueza con la que se despachó el director general de Infraestructuras en una entrevista. Analicemos punto por punto la debacle de nuestro aeropuerto.

1. Declaración de Obligación de Servicio Público (OSP) para los vuelos entre Logroño y Madrid. Un informe de la Oficina de Cambio Climático lo ha paralizado y no tiene pinta de que vaya a cambiar. Por tanto, adiós a la (única) conexión con la capital.

2. Crear una escuela de pilotos o una unidad de drones. Complicado asunto con una base militar a escasos metros, con lo que deberíamos preguntarnos quién eligió tan especial emplazamiento.

3. Vuelos al extranjero. Cuenta Urquía en esa entrevista que han pensado en conectar Logroño con Bucarest alguna vez a la semana, por ejemplo, debido a la importante colonia rumana que tiene La Rioja. El problema es que eso depende exclusivamente de la iniciativa privada, al igual que los chárter vacacionales a Egipto, Austria, Francfort… y suponemos que las cuentas no salen porque, al fin y al cabo, somos poco más de 200.000 habitantes los potenciales usuarios.

4. Un aparcamiento de aviones. Eso no lo cita el director general, pero lo añado de mi cosecha. Alguna vez se ha comentado lo de “convertir” el aeropuerto de Agoncillo en un parking al estilo del aeródromo de Teruel, pero volvemos al punto dos. La capital riojana no tiene las condiciones meteorológicas de la ciudad aragonesa (recordemos cuántos días hay niebla en el valle del Ebro) y el tráfico aéreo está más congestionado.

¿Qué solución tiene entonces nuestro aeropuerto? Personalmente, no le veo ninguna. Lo mejor sería cerrarlo y resignarse a que Logroño no puede ni debe tener esta infraestructura en Agoncillo, pero sí en Vitoria y Bilbao. El proyecto de lanzaderas a este segundo sitio ha fracasado en un primer intento, pero se puede volver a intentar, igual que se puede pensar en que Miranda de Ebro y Castejón sean la puerta de entrada a La Rioja mediante un tren de alta velocidad. Y de ahí, hasta Logroño o Ezcaray en el primer caso, por aquello de abarcar todos los municipios (Haro, Santo Domingo, Nájera…) que nos queden dentro de un triángulo imaginario, 45 minutos de trayecto como mucho, al igual que para Alfaro, Arnedo o Calahorra.

Por desgracia, el compendio de administraciones e instituciones que habría que poner de acuerdo hacen la tarea más difícil que volver a tener un equipo riojano en Primera División, así que mejor seguimos con el fútbol y nos olvidamos de nuestras comunicaciones.

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