El Rioja

Un vino inmortal: Bodegas Tarón lanza su blanco Patiens 2016

“Un vino inmortal, elaborado siguiendo la tradición de los blancos históricos de Rioja Alta”. Así se define Patiens 2016, el nuevo vino blanco de Bodegas Tarón que saldrá a la venta en las próximas semanas y que aspira a posicionarse entre las gamas más top del mercado. Un vino de edición limitada del que tan solo se han elaborado 1.300 botellas.

Patiens 2016, en su doble significado de paciente y sufriente, define a la perfección el ciclo eterno en el que las viejas cepas de viura, plantadas en tierra seca y expuestas al rigor climático de los Montes Obarenes, nos regalan una producción muy limitada de valiosísimos racimos.

Patiens 2016 es un monovarietal viura que se obtiene de unas pequeñas parcelas con edades comprendidas entre 50 y 90 años, que se encuentran localizadas en el Territorio Tarón, en el entorno de la bodega. Las viñas están plantadas en vaso en suelos arcillo-calcáreos y están situadas a una altura entre 550 y 600 metros.

“El Territorio Tarón, como la zona más septentrional de Rioja, ha sido históricamente tierra de vinos blancos. Aunque en los últimos años el aumento de temperaturas nos ha permitido elaborar grandes vinos tintos, aún conservamos en la propiedad viejas viñas de viura con las que queremos poner en valor con este nuevo vino”, explica Gonzalo Salazar de Gurendes, gerente de Bodegas Tarón.

Su fruto se vendimia a mano practicando una viticultura respetuosa con el medio ambiente en pro de vinos de calidad. Después de esta selección en el propio viñedo, se hace un suave prensado y se recoge el primer mosto yema que sale de forma natural. La fermentación arranca en depósitos de acero inoxidable. Durante el primer año de crianza se trabaja con sus propias lías, permaneciendo en barrica tres años más. Una vez embotellado descansa durante 6 meses antes de salir al mercado, aportándole esta crianza refinamiento y redondez.

En Patiens, aunamos la tradición en el cultivo de la viura con la longevidad que el paso por la barrica otorga a los vinos blancos, creando un vino que refleja a la perfección el alma de estas históricas viñas.

A la vista destaca su color amarillo pajizo brillante. La nariz es sutil en un primer momento, aunque poco a poco se desarrollan aromas elegantes y complejos con notas a pastelería, especias dulces y un ligero matiz herbal. Se percibe también fruta blanca, como pera madura y membrillo. Tiene una entrada agradable y suave, manteniendo una gran armonía y acidez exquisita que envuelve la boca, haciéndolo fresco y largo en el tiempo.

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