El Rioja

Las tintas cogen carrerilla en Rioja y las blancas se ralentizan

Vendimia en la Cooperativa Bodegas Sonsierra. | Foto: Leire Díez

La vendimia 2022 progresa adecuadamente. Los depósitos se van llenando con los primeros tintos cortados en las diferentes subzonas de Rioja mientras la cosecha de blanco se ha generalizado en toda la denominación y la vendimia en general, en toda Rioja Oriental. Hasta el 15 de septiembre (la última actualización disponible) se han recepcionado un total de 113.488.553 kilos de uva, siendo las dos últimas jornadas de gran afluencia de recepción con 25,5 millones de kilos uvas.

Así lo refleja el parte de arrastre y recepción de uva emitido por el Consejo Regulador. Por variedades, las tintas se llevan el 76 por ciento de la producción de este año que ya reposa en bodega (86.960.137 kilos), mientras que las blancas apenas acumulan 26.528.416 kilos.

El arrastre refleja, por tanto, cómo Rioja ha multiplicado casi por ocho su producción cosechada respecto al año pasado por estas fechas, cuando las tolvas llevaban recogidos unos 15 millones de kilos. En 2021 hubo que esperar hasta el 29 de septiembre para superar la cifra de esos 113 millones. Y en cuanto a la cosecha de 2020, de la que cabe recordar que empezó 15 días después que la actual y a un ritmo mucho menos ágil, la diferencia de producción es de más del doble.

Será a inicios de la próxima semana cuando se alcance la fecha de vendimia generalizada, tal como indicaba el último boletín de maduración del Consejo Regulador. En la última semana se ha producido un “salto madurativo de la viura y la garnacha en Rioja Alta, así como la garnacha y graciano de Rioja Oriental”, mientras la acidez va perdiendo fuerza en las bayas y la maduración fenólica sigue su buen curso.

David Bastida ya está en su primera semana de vendimia en Ortega Ezquerro con los primeros racimos de tempranillo tinto cortados en una zona entre Tudelilla y El Villar de Arnedo a unos 500 metros de altura. El blanco de las parcelas más cercanas al valle lo acabó hace un par de días y las sensaciones no son del todo satisfactorias: “Sale un poco insípido, así que esperemos que conforme ganemos altitud, donde las cepas han sufrido menos, veamos otra cosa en las uvas. Aquí, en julio y agosto la planta pasó sed pero aún le hizo más daño la ola de calor de junio justo en el momento de multiplicación del racimo. Pero dentro de lo que cabe, a finales de agosto nos cayeron unos 35 litros y este lunes arrojó otros 24, así que servirá para recuperar algo aunque el daño esté hecho”.

La sanidad es evidente que es excepcional, pero el peso… “Es que este año ni de lejos vamos a llegar a ese 95 por ciento de rendimiento fijado por el Consejo Regulador; si llegamos al 80, nos daremos con un canto en los dientes”, asegura Bastida. Un efecto de la sequía que también se ha visto reflejado en los parámetros de la uva que, a ojos del enólogo, viene muy desequilabrada este año. Así que confía encontrarse un mejor escenario a medida que avancen los cestos y las tijeras hacia Carbonera.

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