El Rioja

JIG lanza un kit digital especializado para bodegas con entre 3 y 10 empleados

El Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital vuelve a lanzar una nueva convocatoria de ayudas económicas destinadas al impulso de la digitalización de las pequeñas y medianas empresas a través del programa Kit Digital. Será el dos de septiembre cuando se abra el plazo de presentacion de solicitudes, a la que podrán concurrir aquellas empresas de entre tres y diez empleados publicada ya por red.es conforme a lo que se recoge en el BOE.

Una vez más, JIG Digital es uno de los agentes digitalizadores adheridos a este programa que ayudan a las empresas a implementar estos cambios. La empresa riojana, especializada en la gestión inteligente del dato, está muy centrada en diseñar productos dirigidos específicamente a bodegas para incorporar herramientas y soluciones tecnológicas que mejoren su competitividad y rendimiento ‘online’, como la creación de un comercio electrónico, la gestión de redes sociales, la mejora de procesos tecnológicos, comunicaciones seguras…

“Nuestros recursos no son métodos globales, sino personalizados para cada cliente. Y es que, el mundo de la comunicación ha cambiado de tal manera que ahora es fundamental pensar en un marketing individualizado y olvidarnos de uno masivo”, explica Javier Gurría, director de proyectos de JIG, quien trabaja para sacar el máximo partido a la empresa vitivinícola.

“Tenemos un visitante en la bodega y le dirigimos a la tienda para que compre el vino. ¿Cómo lo hacemos? Podemos captar a un cliente a través de nuestras reservas enoturísticas. Quizá ese cliente venga con amigos y no tenemos sus datos: podemos recopilarlos a través de nuestra cata tecnológica. Y una vez los tenemos, mandamos esa información a la tienda de vino y dirigimos al cliente hacia allí”, explica Javier Gurría, impulsor de JIG Digital.

La propuesta de JIG pasa por utilizar “de forma correcta” los datos que generan los clientes de las bodegas a través del denominado Kit Digital, al que esta empresa riojana le añade el ‘apellido’ de enoturístico. “Cualquier bodega que quiera conseguir frutos debe empezar pensando que lo más difícil es atraer físicamente al cliente a la bodega. Una vez conseguida esa parte, todo lo que el visitante interactúe es un dato que deberemos tratar de forma dinámica”.

El objetivo fundamental: que a partir de ese momento el cliente se convierta en amigo de la marca, que hable de la bodega y así vender más. “En definitiva, conseguir que las personas que vienen a vernos interactúen, se diviertan y además se transformen en embajadores reales de nuestra marca. A mejor experiencia, más vino vendido”, aclara Javier.

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