El Rioja

Las máquinas ganan la batalla a los corquetes

Las máquinas ganan la batalla a los corquetes

Foto: EFE/Raquel Manzanares

La tendencia predominante se hace más evidente con cada vendimia. En la balanza de la DOCa Rioja ya tiene mucho más peso la vendimia mecánica que la manual y los motivos son compartidos por muchos viticultores: dificultades para encontrar mano de obra y la mayor burocracia a la hora de contratar, entre otros.

José María Ruiz, quien gestiona junto a su hermano una empresa de maquinaria para vendimiar en La Rioja Baja desde hace dieciocho campañas, asegura que el uso de máquinas siguen asentado en el campo al igual que el año pasado: “Sí es probable que haya aumentado la demanda de las cosechadoras, pero quien el año pasado vendimió a mano lo volverá a hacer esta vez”.

“El boom por las máquinas fue hace tiempo, pero lo que no va ocurrir es la tendencia contraria. Ahora no se van a usar cada vez menos máquinas porque sería imposible abarcar la demanda de trabajo actual con la escasa mano de obra que hay”, añade. Lo que sí ha crecido es la compra o alquiler de vendimiadoras por parte de agricultores particulares. Ruiz reconoce que se ha popularizado mucho entre el sector. “Es común que se compren máquinas de segunda mano para usarlas entre varios miembros de la familia”.

Desde la Cooperativa Bodegas Aradón de Alcanadre ya apuntan que “va a ser una vendimia complicada en cuanto a la búsqueda de cuadrillas de trabajadores” a escasos días de comenzar a cortar la uva blanca. En una zona donde predomina el viñedo al vaso, los corquetes y los cestos son el material indispensable (y obligado) para muchos viticultores. “Para los que traen cuadrillas de otros años es más sencillo, pero al resto les está costando dar con manos suficientes”.

En el caso de Ernesto, agricultor veterano de este municipio, ya tiene fijada el grupo de trabajadores que le van a vendimiar las uvas tintas: la misma cuadrilla que acudió a Alcanadre la anterior campaña y que por el momento se encuentran cubriendo la campaña de la pera en la Ribera navarra.

Foto: EFE/Raquel Manzanares

Porque el blanco ya ha decidido que lo recogerá un año más con la cosechadora. “Tengo gran parte de las viñas plantadas en espaldera y podría hacer más uso de la máquina, pero es cierto que me gusta vendimiar a mano porque me gusta hacer una selección de la uva. Yo les digo qué racimos dejar y cuáles echar al cunacho y eso con la vendimiadora no se puede”, opina.

Pero esta reflexión no es la más común entre los viticultores. Cada vez son más los que apuestan por una reconversión del viñedo de vaso a espaldera con el fin de evitar la búsqueda incesante de mano de obra y la abundante burocracia que conlleva en materia de contratación y que obliga a recurrir muchas veces a empresas de contratación de trabajadores temporales. Es más, la mano de obra se emplea mayormente para las cepas plantadas al vaso mientras que la máquina va ganando terreno en la cosecha.

“A pesar de que la espaldera da más trabajo que el vaso durante todo el año, a la hora de vendimiar te aseguras que puedas recoger la uva en el momento óptimo y de forma rápida, con mayor facilidad para adaptarte a contratiempos meteorológicos sin depender de si cuentas con mano de obra. Es más, en la recogida de la pera ya se ha visto cómo escasean y de esos muchos vienen después a vendimiar”, señala Toño desde Murillo de Río Leza.

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