El Rioja

“La mejor garnacha de España está entre Alfaro, Aldeanueva y Tudelilla”

Con la responsabilidad que da ser la mayor cooperativa de la región y el poso de llevar casi siete décadas ligada al territorio, Viñedos de Aldeanueva sigue trabajando de manera incansable por ensalzar los vinos de una tierra. Muchas veces más preocupada por trabajar el viñedo que por venderse a sí misma, ha dado un paso de gigante en los últimos años mirando siempre hacia el futuro sin perder de vista lo más ancestral de sus terruños, marcados por el cierzo y el sol del Mediterráneo.

Abel Torres, su gerente, ve meridianamente claro el futuro de los vinos de un municipio que ya desde la época de Felipe II tenía las viñas como principal fuente de riqueza. Dos líneas marcan claramente los objetivos de las dos próximas décadas en las que Aldeanueva de Ebro va a dar mucho que hablar, no sólo por la calidad imperante de sus vinos, sino también por la apuesta clara hacia un sector hasta ahora casi desconocido por esos lares: el enoturismo.

«Es el momento de invertir en recibir a los turistas en destino», asegura con la mente puesta en multitud de proyectos a lo que irán dando forma en los próximos años. El más inminente tiene mucho que ver con el turismo ligado al vino y a la historia de la cooperativa. Estos días se están culminando las obras de la antigua bodega para recibir al turista con una visita especial que recorrerá la historia del vino en el municipio a través de un vídeo protagonizado por tres generaciones de mujeres que irán narrando la evolución del mundo vitivinícola en las últimas décadas.

Así, en poco más de mes y medio, también habrá una nueva oferta turística a través de su wine bar, ubicado en una de las bodegas más bellas de la localidad, Fincas de Azabache. Un oasis en mitad de un mar de viñas cuyas olas en forma de sobretejado maridan como si estuviesen allí desde siempre, con el prodigio de la naturaleza que ofrece un entorno en el que las viñas se pierden en el horizonte.

Tras dos años complicados por la pandemia, las ventas vuelven a ir a velocidad de crucero a pesar de la presión marcada por el incremento de los precios de la energía y las materias primas más básicas en el sector: el vidrio y el cartón. «Hemos crecido especialmente en la exportación, se han abierto nuevos mercados en Europa y todo va viento en popa a pesar de que, por ejemplo, Ucrania era un mercado importante». Tanto la guerra como el Brexit han hecho virar la mirada a otros países que han acogido sus vinos con los brazos abiertos.

«En los próximos 20 años vamos a dar que hablar», asegura Abel Torres, que sigue apostando en su objetivo de seguir creciendo por apoyar incondicionalmente la marca Aldeanueva de Ebro. «La apuesta del municipio, ahora que ya las grandes inversiones están amortizadas, es tener cada vez más presencia en el mercado». Crear marcas potentes reconocidas en cualquier mercado, que el nombre de Aldeanueva vaya siempre ligado al vino, se escuche donde se escuche.

A pesar de que son más de 3.000 hectáreas las que avalan a la cooperativa, el futuro no va ligado a los números. «Hay que apostar por crear vinos con valor añadido», remarca, dejando claro que el crecimiento de las bodegas ya no debe estar tan empeñado en el número de botellas como en crear una imagen fuerte, estabilizar el precio de las uvas y apostar por la rentabilidad para no depender de las oscilaciones de los precios.

Y todo ello pasa por varias vertientes. Además de la apuesta por el enoturismo, hace ya varios años Viñedos de Aldeanueva supo ver en el blanco la capacidad de atraer a la gente más joven al mundo del vino. «Los verdejos, los rosados, los tempranillos blancos, los semidulces… hay que seguir creciendo en esa línea», recuerda, apostando por una generación que opta por vinos más fáciles de consumir, más sencillos, menos exigentes pero con un crecimiento exponencial impresionante y en los que la calidad no queda cercenada gracias a las mejores materias primas. Así, esta Navidad llegará de su mano la apuesta por un reserva blanco que pretende ser un punto de partida para diferentes proyectos interesantes.

Y para conformar un mundo insospechado de vinos especiales, Viñedos de Aldeanueva ya tiene entre sus manos a Coscojares, un monovarietal de garnacha que nace de un viñedo de más de 70 años. Historia, consistencia y calidad se dan la mano en unas uvas nacidas para poner en valor la tradición vitivinícola más ancestral: «Hay que volver a los orígenes y recuperar esos vinos elegantes, sedosos, variedades de ciclo largo y que necesitan de esas horas de sol que tenemos en esta zona».

«La mejor garnacha de España, aunque otros nos hayan ganado el relato, está en el triángulo de Alfaro, Aldeanueva y Tudelilla», unas viñas más rústicas en climas extremos, bien aireadas que renacen en lugares mágicos agraciados por el cierzo y que un día supusieron el 90 por ciento del vino de este municipio. Más exigentes para el agricultor por su cuajado, pero con un potencial insospechado que se otea en el horizonte más próximo.

Apostar por la diferenciación, ser únicos en lo que se hace, mirar a un futuro abierto a nuevas posibilidades que van a hacer de esta cooperativa en particular y de todo el vino aldeano en general un lugar al que mirar de tú a tú en los próximos años.

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