El Rioja

Una poda más tardía es posible para combatir el cambio climático en el viñedo

Los expertos de Neiker, el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, proponen varias prácticas que pueden contribuir a adaptar los viñedos al cambio climático, como retrasar la fecha de la poda, optimizar el agua de riego, reducir la temperatura del racimo, controlar la maduración, utilizar cubiertas vegetales y conservar la diversidad genética de la vid.

Así lo ha confirmado un consorcio internacional, liderado por este centro tecnológico, durante la jornada de cierre del proyecto VITISAD para el desarrollo de estrategias vitivinícolas sostenibles de adaptación al cambio climático celebrada en la sede de la Cuadrilla en Laguardia el pasado mes de mayo. El proyecto, coordinado por Neiker, ha contado con la participación de cinco socios dedicados a la investigación vitivinícola del suroeste de Europa: la Dirección General de Agricultura y Ganadería del Gobierno de la Rioja, la Dirección General de Desarrollo Rural del Gobierno de Navarra, la Cámara de Agricultura de los Pirineos Atlánticos y el IFV (Instituto Francés de la Viña y el Vino).

Esta cooperación transfronteriza se ha basado en la experimentación, la evaluación conjunta y el intercambio de experiencias a través de ensayos llevados a cabo en una treintena de viñedos de La Rioja, País Vasco, Navarra y el Pirineo atlántico francés para conocer nuevas estrategias sostenibles de adaptación.

Entre las soluciones que aportan las investigaciones está la eficacia de retrasar la poda ante el incremento de la temperatura, que “provoca una maduración de la uva en un período más cálido, modificando algunas de sus propiedades cualitativas, como su color o acidez”. Además, se prevé un aumento de episodios de lluvia intensa, que implican mayor riesgo de pérdida del suelo por erosión.

“Cuando se practica una poda de manera tardía, retrasa el ciclo de la viña. Se ha comprobado que las podas realizadas en el mes de abril han retrasado la brotación más de dos semanas, lo que tiene una gran importancia de cara a proteger la viña de las heladas primaverales”, explica Ana Aizpurua Insausti, investigadora del departamento de Producción y Protección Vegetal de NEIKER.

En cuanto a la optimización del agua del riego, se han empleado diferentes técnicas como goteo aéreo, goteo enterrado y riego por superficie combinadas con el empleo de cubiertas vegetales. “Esta combinación de cubiertas vegetales con el riego, en zonas áridas, puede resultar una alternativa sostenible al laboreo tradicional para conseguir equilibrar la producción, el desarrollo vegetativo de la planta, así como también mejorar la carga polifenólica del vino”, añade la investigadora del centro tecnológico.

Por otro lado, el uso de mallas de sombreo para reducir la temperatura del racimo, permitiendo un mayor control sobre la maduración de la uva, es otra de las conclusiones a las que han llegado los expertos de esta iniciativa después de los diferentes ensayos desarrollados en el sur de Francia.

Un estudio en el que se apuesta, además, por evaluar y preservar el material genético de cepas viejas “que estén sanas y mantengan propiedades interesantes para el viticultor” a la hora de utilizar variedades e incluso clones de maduración tardía aptos para alargar el ciclo de la vid y obtener el contenido de acidez deseado. Una evaluación desarrolalda de manera conjunta con varias bodegas de Rioja Alavesa.

Subir