La Rioja

Pasear por Mercaforum, una clase de arte e historia

Con la tranquilidad del inicio de la tarde, el mercado romano en Calahorra se queda casi en silencio. Las tabernas se llenan de comidas copiosas que  se alargan en tertulias donde los soldados brindan con los senadores y las bailarinas con las vendedoras de cualquiera de los puestos que descansan durante unas horas hasta que las calles van retomando, de nuevo, el bullicio habitual.

Ese es el momento perfecto para salir a las principales calles del mercado y disfrutar de las recreaciones arquitectónicas que durante años han ido elaborando las manos de todos aquellos que han pasado por Paso Viviente y que durante estos dos años se han restaurado y mejorado para así el próximo año empezar de nuevo a ampliar la colección.

El mercado da la bienvenida al visitante con el gran Arco del Triunfo, un tipo de infraestructura que se originó en algún momento de la República romana. Habitualmente se erigían para conmemorar triunfos bélicos pero también para festejar mejoras en las ciudades. El de Calagurris parece haber sido hecho a semejanza del de Augusto en Susa. Una vez termina Mercaforum, el arco se traslada hasta la avenida Valvanera para ser uno de los puntos del recorrido de la escenificación de Jueves Santo.

Mercaforum también cuenta con un templo que era el lugar de culto a los dioses en la Antigua Roma. Desde el estudio de la arquitectura romana se conoce que este tipo de templo fue originario de las ideas conjuntas entre los templos etrusco y griego con planta rectangular, a través de los años fue modificando su estructura que en su origen tenía una base entre la cella o templo etrusco y el pórtico de columnas del templo griego.

Además un enorme barco protagoniza el paseo. Los romanos usaron barcos de vela de casco redondo. La arqueología submarina y los antiguos manuscritos de la antigüedad clásica muestran evidencias de extensas flotas comerciales romanas. Las materias primas, como el grano y los materiales de construcción se negociaban solamente por las rutas marítimas, puesto que el coste del transporte por mar era 60 veces menos que por tierra. El barco de Mercaforum, hecho a escala, sirve cada fin de semana para que decenas de niños vivan la experiencia de entrar en uno de ellos.

También se pueden observar otros elementos arquitectónicos menos conocidos como el lararium, un pequeño altar sagrado de la antigua domus romana, donde se realizaban las ofrendas y oraciones a los dioses o espíritus guardianes del hogar, o el impluvium una especie de estanque rectangular con fondo plano, diseñado para recoger agua de lluvia que se encontraba en el vestíbulo de las antiguas casas (domus) de los griegos, etruscos y romanos.

Además recorrer el mercado es visualizar en uno u otro lugar diferentes mosaicos, obra pictórica elaborada con pequeñas piezas de piedra, cerámica o vidrio de diversas formas y colores, llamadas teselas, unidas mediante yeso u otro aglomerante para formar composiciones decorativas geométricas, figurativas o abstractas. “Ninguna de las táselas que se utilizaron para hacer los mosaicos tenía más de un centímetro cuadrado”, recuerda uno de los que se dejaron las manos y los ojos adecuando estas obras. “Queríamos hacer algo que tuviese relación con La Rioja por eso se hizo al dios Baco en uno y un ciervo en la otra”, explica. Se dice que los romanos consideraban tan exquisito el arte de hacer mosaicos que pensaban que solo podían crearlo las musas o los favorecidos por ellas.

La Victoria alada de Samotracia, la Venus de Milo, el Sátiro, el germano de bronce, frescos pompeyanos… son algunas de las figuras que el visitante puede ir descubriendo en un paseo de recreaciones que se realizaron con sumo cuidado para que fuesen lo más ajustadas posible a la realidad y que hacen intuir como pudo ser la ciudad en su época de mayor esplendor: la romana.

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