La Rioja

La Rioja registra cada año 7.000 nuevos pacientes en Salud Mental

A medida que la pandemia ha seguido presente en nuestras vidas, los expertos han hablado, cada vez con más hincapié, de los problemas en la Salud Mental que han generado no sólo los confinamientos y la crisis de salud pública sino también la crisis económica y social que han venido de la mano con ella. Los efectos psicológicos y sociales del COVID-19 están siendo explorados en diferentes partes del mundo.

En España el tema ya ha llegado al Congreso de los Diputados; el Gobierno ya ha aprobado la estrategia para los próximos años con una inversión de 100 millones de euros; en La Rioja la estrategia regional está en proceso de elaboración para sustituir a la anterior, redactada para el periodo 2016-2020 y que lleva dos años de retraso. Muchos profesionales aseguran que es hora de dejar de hablar y empezar a actuar.

Los datos son demoledores. Según la OMS, una de cada cuatro personas padecerá algún trastorno mental a lo largo de su vida. Más de la mitad nunca serán diagnosticadas. Los problemas mentales suponen un 12,5 por ciento de todas las patologías, un porcentaje superior al cáncer o a los trastornos cardiovasculares. Además, el suicidio fue la primera causa de muerte no natural en 2020 con 3.941 fallecimientos, 2.930 en hombres y 1.011 en mujeres, a pesar de que estas son las que más sufren este tipo de patologías. En La Rioja 26 personas murieron por esta causa en 2021, datos similares a los de los últimos años.

La falta de personal es un problema evidente en estos servicios. En España hay una media de once psiquiatras por cada cien mil habitantes, en La Rioja la media se reduce a siete, muy por debajo de los 12,9 del País Vasco y sólo por encima de Cauta, Melilla, Murcia, Extremadura y Valencia. Si lo comparamos con países europeos aún la diferencia es mucho mayor.

A pesar de ello, la red sanitaria de Salud Mental en La Rioja es completa. Así al menos lo entiende Miguel Ángel Ortega, jefe de Salud Mental del SERIS: “Necesitaríamos más personal, por supuesto. Pero ¿qué servicio no necesita incremento de personal?”, apuntilla, asegurando que la falta de profesionales no sólo se da en Salud, sino en cualquier ámbito de la administración.

En La Rioja se dispone de varias unidades de Salud Mental comunitaria, servicios interdisciplinares que se distribuyen a lo largo de la geografía riojana, concretamente en ocho centros de salud. En La Rioja Baja cuentan con profesionales de este ámbito en Arnedo y Calahorra y en La Rioja Alta en Haro, Santo Domingo y Nájera. Además, en Logroño hay tres centros de salud que cuentan con profesionales dedicados a la Salud Mental: Siete Infantes, Espartero y La Guindalera. En algunos existe también un servicio especial para los más jóvenes.

Esta, como en el resto de las enfermedades, es la puerta de entrada de los nuevos casos al sistema sanitario. También los servicios de urgencias, donde cada vez acuden más personas con ataques de ansiedad, cuadros de depresión, crisis de angustia… “Ahí es donde hemos visto realmente el incremento de casos tras la pandemia, cada vez llega más gente con ataques de ansiedad, autolesiones, alteraciones del comportamiento… Podríamos hablar de que se han triplicado las visitas por estos motivos tras la pandemia”, explica Ortega.

Un incremento que se acelera si hablamos de los más jóvenes. “En los casos de chavales entre 14 y 18 años ha sido enorme”, asegura. “Las restricciones en el ocio y en las relaciones sociales, fundamentales en la vida, han aflorado algunas patologías que estaban latentes”. También el aumento se ha visto en los más mayores, “especialmente en personas que han pasado por el COVID o lo han vivido de cerca. La falta de despedidas a seres queridos también han hecho que surjan problemas mentales que cada vez son menos tabú en la sociedad”.

37.000 consultas anuales

En La Rioja cada año hay alrededor de 37.000 consultas relacionadas con este tipo de problemas. Siete mil nuevos pacientes al año. Si el incremento es ligero con respecto a otros años no es por la demanda, sino por la oferta. “No podemos atender a más gente de la que atendemos, especialmente en los centros de salud que han estado tensionados con la pandemia”, explica.

Ya antes de la misma había una sensibilidad importante hacia los problemas de Salud Mental, especialmente cuando hablamos de aquellos relacionados con situaciones vivenciales: estrés, depresión por una vivencia concreta, trastornos de ansiedad… pero Ortega asegura que con el COVID han aumentado. “Ha sido una experiencia traumática para muchas personas, sabemos que han aumentado las necesidades asistenciales pero esta parte del sistema de salud también ha estado tensionado”. El Jefe de Salud Mental tiene claro que es necesario un refuerzo de profesionales, pero también de enfermeras especializadas en Salud Mental e incluso de trabajadores sociales que colaboren con ellos en los servicios sanitarios.

Esta situación provoca listas de espera, aunque Ortega asegura que “en patologías graves las listas no van más allá de diez días”. No pasa lo mismo con patologías más leves en las que los usuarios terminan apostando por recursos privados. En el último año la media ha pasado de los 21 días a algo más del doble. Y eso teniendo en cuenta que el sistema riojano cuenta con 23 psiquiatras, 16 psicólogos y 44 enfermeras destinadas a estos problemas.

Además de en los centros de salud, la Salud Mental va mucho más allá en el sistema sanitario riojano. Hay unidades de hospitalización en el San Pedro y de estancia media para personas con problemas más agudos en el Hospital de La Rioja. Además existen hospitales de día para adultos y áreas de rehabilitación de personas con problemas crónicos. Y por último está el centro de Salud Mental de Albelda con 140 camas de hospitalización con unidades diferenciadas.

Estos días se están recibiendo las últimas aportaciones para la estrategia regional de Salud Mental, que estará vigente en los próximos años. La administración espera poderla aprobar en los próximos meses. Una estrategia en la que habrá cambios sustanciales en determinados ámbitos para intentar paliar un problema que especialmente está afectando a los más jóvenes.

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