Agricultura

El cereal, a precios históricos: “Se está pagando como nunca antes”

El cereal “se está pagando como nunca antes”

Las cuentas este año van a salir mejor que nunca para los cerealistas, aunque claro está que esto no va de polos y habrá a quienes el balance les salga mejor. Lo que sí está claro es que “los precios del cereal han alcanzado picos históricos”, “están por las nubes”, “no se había visto cosa igual antes”… Aunque de unas cuentas a otras el porcentaje de diferencia entre 2020 y 2021 puede variar, Pepe Moneo ha hecho números desde la Cooperativa Garu y estima en un 40 por ciento la subida media de los cereales de un año a otro, teniendo en cuenta el periodo comprendido entre el cierre de cosecha y diciembre.

Unos precios que iniciaron su escalada en septiembre al igual que ocurrió en el resto de mercados internacionales y que alcanzaron sus máximos a principios de diciembre. “Hemos pasado de vender la cebada a 231 euros la tonelada en agosto a 288 en enero, lo que son unas diez pesetas de diferencia por kilo, de las 38,5 a las 48. El año pasado, en cambio, los precios fluctuaron entre las 24,5 y las 28 pesetas el kilo. Así que mientras que en 2020 los precios subieron unos 20 euros en medio año, en 2021 crecieron hasta 60 euros en el mismo periodo”, revisa Moneo.

Ahora, sin embargo, la curva vuelve a doblegarse y en las últimas semanas los precios están a la baja, “en torno a unas dos pesetas”, lo que ha hecho que muchos se animen a vender ante posibles nuevos descensos. “Claro está que no todos se han beneficiado de estos buenos precios porque hubo quienes liquidaron después de cosechar, de ahí que se haga una media, aunque habrá casos particulares en los que los agricultores hayan vendido a precios de más de un 40 por ciento respecto al año anterior”.

Pero no solo se ha disparado la cebada y el trigo y las oleaginosas superan a los cereales en incremento de precios. La colza, por ejemplo, ha llegado a pagarse hasta un 70 por ciento más cara que el año pasado, pasando de los 325 euros/tonelada en 2020 a 512 en 2021, mientras que el girasol ha seguido la misma tendencia con unos precios hasta 187 euros más caros este año (de 350 euros/t a 566 euros/t).

Subidas históricas en precios, pero también en costes de producción. La locura de los mercados ha puesto las facturas en fertilizantes, simiente y gasóleo de los agricultores por las nubes, “así que casi lo que se está ganando ahora con el cereal cosechado el año pasado y lo invertido en su siembra se compensa con lo que se está echando ahora al campo para la siguiente campaña”. Es decir, la rentabilidad de este año no será igual que el próximo, “a la espera de saber cómo viene la cosecha en cuanto a cantidad”.

Óscar Salazar, desde Rodezno, reconoce que con estos precios y los costes de la siembra del año pasado, este ejercicio va a salir “muy rentable”, pero ¿qué va a pasar con la cosecha de este año? Este cerealista asegura que de igual forma que ha subido el cereal lo han hecho por otro lado el nitrato (abono de cobertera), con un 195 por ciento más; los fertilizantes de fondo, un 75 por ciento en el último cuatrimestre del año; el gasóleo, con un 62 por ciento más; sin olvidar la simiente, la maquinaria derivada del hierro o los costes del transporte, “teniendo en cuenta que España trae de fuera más de la mitad del cereal que consume”.

“Unos costes tan altos que han derivado en que muchos agricultores opten por no echar fertilizantes a la hora de sembrar, lo que mermará la producción de este año. Algo que acabaremos pagando todos, la sociedad en general. Además, después de esta increíble y exagerada subida de los precios se prevé una posterior bajada y normalización de las cifras en el mercado de los cereales después de la gran inversión y desembolso económico realizado este invierno. Es decir, el escenario para el próximo ejercicio no es optimista y se podría hablar incluso de pérdidas para el agricultor. No nos compensa que suban tanto los precios si los costes también se disparan y después el cereal va a volver a sus cifras normales”, remarca.

Una situación, por tanto, que muestra una cara B donde los mercados juegan un importante papel. “Aquí no dependemos solo del cielo y todavía está por ver la rentabilidad que sacaremos de esta próxima cosecha. Así, mientras el año pasado el nitrato que echamos en esta zona nos costaba alrededor de 100 euros la hectárea, este año habremos pagado mas de 600 euros. Las cuentas no salen aunque estemos viendo precios para el cereal que han llegado a pasar de las 32 pesetas del año pasado a incluso las 49 de algunas partidas”, insiste.

Salazar tacha de “injusticia” que se juegue así con las materias primas vinculadas a la alimentación: “Los agricultores no queremos esto, lo que reclamamos es una normalización y regulación de los precios porque estas fluctuaciones tanto de precios como de costes de producción no aportan estabilidad al sector y necesitamos poder hacer cuentas más a largo plazo. Por no hablar de la repercusión que estas cifras tan elevadas tienen en la ganadería, que tiene que hacer frente a todas estas subidas mientras que siguen vendiendo la carne al mismo precio”.

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