La Rioja

Arnedo: cuando la música y la poesía silenciaron el recuerdo de las balas

Cinco de la tarde. Plaza de Nuestra Señora de Vico. Misma hora, mismo día, mismo lugar. Alrededor de doscientas personas recordaban uno de los sucesos más transcendentales de la reciente historia del municipio; esa trágica tarde de víspera de Reyes en la que murieron once personas y una treintena fueron heridas por los disparos de una veintena de agentes de la Guardia Civil.

Con la música y la poesía como eje conductor del acto (no ha faltado el Bella Ciao en los momentos de preparación del evento ni el Canto a la Libertad de Labordeta, cuyo estribillo ha sido coreado por los presentes), se han recordado los nombres de los asesinados. Muchas de ellas mujeres: Lucía Barragán (23), Micaela Pérez-Ezquerro (26), Marcelina León (39), María Nieves Ibáñez (70), Agustina Herrero (38). También hombres: Pío Navascues (49),  Honorato Garrido (43), Fermín Velasco (50), Daniel Zabalo (19). Y dos niños: Manuel Álvarez (2) y Cosme Castillo (15).

No ha habido finalmente escultura de homenaje (tendrá que esperar para más adelante por motivos administrativos), pero sí un ramo de flores en el mismo lugar donde cayeron muchos de ellos, bajo los soportales frente al consistorio. También ha habido poesía, recuerdos, lágrimas y emoción contenida.

“Ya iba siendo hora de que el pueblo de Arnedo iniciase un movimiento de reparación, un proceso para levantar de una manera simbólica a quienes quedaron muertas y tendidas en la plaza. Hora de reconocer públicamente la generosidad y valentía de aquellos que nos precedieron, devolver la dignidad a sus nombres y apellidos y honrar su memoria con el respeto que se merecen, en la plaza donde fueron abatidos por los disparos de la Guardia Civil”, palabras leídas del manifiesto de la plataforma que ha organizado el acto.

“La historia de los pueblos, la que reside en la memoria de cada persona, la hacemos de forma oral, contando en las casas, en las cuadrillas, en el trabajo, en la calle, transmitiendo cada quien lo que vio, lo que escuchó, lo que le contaron. Así es como tejemos nuestra historia colectiva, con las voces de todas y todos”.


Los sucesos de Arnedo quedaron irremediablemente inscritos a la memoria local del municipio y este miércoles el acto perseguía su reivindicación, su homenaje con un objetivo claro: seguir construyendo el futuro. Y así, la plaza, esa plaza en la que los disparos helaron esa tarde de enero ya es de los que fallecieron en ella y con ellos de todos los arnedanos.

 

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