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Millán Jiménez, el niño prodigio del baloncesto riojano que apunta a la NBA

Sin haber cumplido los 16 años dejó su casa para formarse como jugador de baloncesto en el Valencia Basket. Esfuerzo, trabajo continuo y mucha ilusión son los tres ingredientes principales para que el calagurritano Millán Jiménez vaya consiguiendo paso a paso sus sueños.

Este año ha sido el líder de la selección española en el Mundial Sub-19. En su primera participación internacional en un torneo de selecciones, ha sido la gran revelación del torneo, consagrándose como uno de los mejores activos de la generación del 2002: jugador más valorado y líder en rebotes de la selección española en la importante victoria contra Francia. También fue el máximo anotador en la victoria contra Corea, líder en recuperaciones en la victoria contra Australia y mejor jugador y líder en recuperaciones contra Canadá. A pocos días de tener que volver a Valencia a seguir trabajando duro, pasa unos días en su Calahorra natal.

– ¿Cómo aparece el amor por el baloncesto en Millán Jiménez?

– Toda mi familia ha estado dedicada al baloncesto. Mi tío fue jugador profesional y mi padre siempre ha estado relacionado con el mundo del base; probablemente, si esto no hubiese sido así no me hubiese dado por el baloncesto, pero fue empezar y sentirme muy a gusto con el deporte. Además las condiciones físicas también acompañan (dice, con sus dos metros de estatura con 18 años).

– ¿Cómo han sido los últimos años en Valencia?

– Salí de casa cuando estaba a punto de cumplir los 16 años. Al principio fue complicado, como siempre que sales de casa. Me fui acostumbrando poco a poco al ritmo de entrenamientos, de partidos… y en diciembre de 2019 debuté con el primer equipo. Con lo del COVID todo se paró un poco. No pude jugar el Campeonato de España porque se celebra siempre en Semana Santa y estaba todo cerrado.

Era un año importante para mí porque era mi último año junior. Tuvimos suerte porque el Valencia Basket tiene unas instalaciones de nivel y enseguida pudimos entrenar, aunque en solitario: con una pista para ti solo, con un vestuario para ti solo, balones que solo tocábamos nosotros… pero todo ello sin saber cómo iba a ser la temporada. Empezamos esta última campaña sin saber cómo iban a ir las cosas, pero he podido hacer viajes con el primer equipo y debutar en la ACB.

– La temporada ha sido muy buena con el filial ‘taronja’.

– Hemos ganados todos los partidos de la liga EBA y jugamos la fase de ascenso, que también la ganamos. Este año no he perdido ningún partido con el segundo equipo. Ahí es cuando se fija la selección en mí. Es verdad que en los dos primeros años no hubo competiciones internacionales, pero había ido a un par de concentraciones en verano. Este año, al principio, no sabíamos si iba a haber o no Mundial, pero finalmente hubo y tuve la oportunidad de ir con la selección.

– ¿Cómo es la experiencia de jugar un Mundial?

– Estuvimos concentrados casi un mes, primero en Guadalajara y luego en Menorca. Para mí era la primera ocasión que iba a una competición internacional con la selección y no tenía mucha confianza en jugar demasiado, pero preparamos muy bien el torneo. Ganamos todos los partidos de preparación excepto con EE. UU., que perdimos de uno. Nuestro grupo no era el más fácil porque teníamos a Argentina, Francia y Corea. Aunque pasábamos los cuatro primeros del grupo era importante la clasificación, porque de ahí sale la parte del cuadro que te va a tocar.

– Y tocó por la parte complicada.

– El primer partido parecía que lo íbamos a ganar fácil pero se nos fue el partido y terminamos perdiendo de uno. Contra Francia ganamos de uno al día siguiente en la prórroga, en un partidazo, pero en el triple empate quedamos los últimos y entramos en la parte del cuadro más difícil. Jugamos octavos contra Australia, que era candidata a medalla, pero les ganamos en el mejor partido del equipo y luego nos tocó Canadá en cuartos. Aunque empezamos ganando, perdimos el partido y nos hizo jugarnos del quinto al octavo puesto.

– ¿Se juega con la misma tensión ya esos partidos?

– Ya no se juega con la misma ilusión, pero nosotros teníamos claro que un Mundial no se juega todos los días y había que ir a por el quinto puesto, que no está nada mal. Esta generación había sido plata en el Europeo sub-16 y no luchar por las medallas se hizo difícil.

– ¿Cómo ha afectado la generación de los Gasol, los Ricky Rubio… a la siguiente generación que es la vuestra?

– La generación del 80, la que ganó el oro en el Mundial junior de Lisboa, supuso un ‘boom’ para el baloncesto en España y eso, quieras o no, influye en los chavales más jóvenes. La gente se empieza a dar cuenta de que somos buenos en básket. Seguro que muchos niños se apuntaron a practicar baloncesto al ver a estos jugadores.

– ¿El sueño de todo jugador es terminar en la NBA?

– Cuando practicas un deporte siempre quieres llegar lo más arriba posible y ahora mismo la mejor liga del mundo es la NBA. Es verdad que hay ligas europeas muy potentes que están igual a un sólo pasito por detrás de los americanos. Hay equipos en la ACB o en la Euroliga que podrían competir perfectamente contra cualquier equipo de la NBA. Pero sí, la NBA es el techo.

– Un techo de cristal que ya se ha roto desde hace unos años para los europeos y para los españoles.

– Efectivamente. Antes se veía muy lejos. Hace 30 años parecía casi imposible, pero ahora ya no lo es tanto. En el documental que cuenta la historia del equipo olímpico, ellos mismos explican que ninguno pensaba que podía llegar a la NBA y que luego vas y puedes estar al nivel.

– ¿Cuál es el futuro más cercano de Millán Jiménez?

– De momento aún soy jugador de formación. Estoy en una de las canteras más importantes de España y mi objetivo es ir metiendo la cabeza en el primer equipo, seguir aprendiendo de ellos y formar parte de la primera plantilla del Valencia Basket en algún momento.

– ¿Cuando vuelves a casa, cómo se vive que tus amigos sean, posiblemente, seguidores de jugadores con los que tú compartes banquillo?

– Bueno, en general se puede envidiar la situación que vivo, pero porque no son conscientes del trabajo que lleva estar ahí (risas). El día a día es complicado, tienes que prescindir de muchas cosas que son habituales en un chaval de mi edad. Ellos viven experiencias que yo no vivo. Yo renuncio a muchas cosas, por ejemplo a estudiar como el resto; yo lo tengo que hacer a distancia porque nunca sabes dónde vas a estar.

FOTO: FIBA.com

– Estos días se habla mucho de la presión de los deportistas de élite tras la renuncia de Simone Biles a varias pruebas en Tokio.

– Creo que en determinados deportes se nota menos. En nuestro caso, por ejemplo, compites todas las semanas y es más fácil, pero este tipo de deportes individuales, en los que tienes menos oportunidades de competir, tienes mucha presión sobre un único objetivo y eso a nivel mental es muy complicado. Además, los deportistas ahora están muchísimo más expuestos a las críticas por el tema de las redes sociales.

– Vives tu día a día con gente mucho más mayor que tú ¿Notas esa distancia generacional?

– Al principio sí, pero es verdad que mis compañeros han vivido mi misma situación de ser los jóvenes en un equipo de gente más mayor y lo ponen muy fácil. Saben cómo se siente el joven que está entrenando con los mayores y lo tienen en cuenta para que no se haga tan difícil el cambio.

– ¿En que notaste más ese cambio?

– Especialmente en lo físico. El salto se nota sobre todo en el contacto en el juego. Los primeros días, en cualquier choque me sacaban de la pista. Cuando te acostumbras y te pones al nivel la cosa va cambiando. Son técnicamente mejores, tienen mucha más experiencia que tú pero en lo físico es donde se nota más la diferencia.

– ¿Qué referentes ha tenido Millán Jiménez en el baloncesto?

– No he sido de tener alguien en quien fijarme demasiado. Es verdad que aunque no lo he visto jugar más que en videos grabados me gusta mucho Petrovic. Me gustaba su carácter, el ir a ganar siempre. Ahora me gusta mucho Ricky Rubio. Creo que su evolución mental ha sido impresionante y eso le hace ser ahora mucho mejor que hace unos años. Luka Doncic ahora está a un nivel brutal, consigue que todo lo que hace parezca muy fácil.

– Este martes se la juega España contra EE. UU. ¿Hay posibilidades?

– Ojalá ganemos, creo que se puede. Ellos son superiores físicamente, en el uno contra uno, pero no están acostumbrados al reglamento FIBA, que es diferente, y jugando en equipo somos superiores. Si el otro día Francia les ganó, nosotros también podemos.

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