El Rioja

El Educador en Vinos y su apuesta por un nuevo enoturismo: “Vamos por buen camino”

José Ramón Jiménez

Se le conoce más por su seudónimo que por su nombre. Ha logrado forjarse una imagen reconocida más allá de las fronteras riojanas en torno al mundo del vino y los secretos que este esconde tras la copa después de más de dos décadas. Desde 2004 al servicio de un público interesado pero no obligatoriamente especializado, José Ramón Jiménez o el Educador en Vinos acerca este producto “sin postureo ni tecnicismos”.

– Existe cierta corriente de situar el mundo del vino al alcance de cualquier persona independientemente de sus conocimientos. ¿Qué está ocurriendo en el enoturismo?

– Así es. Una corriente que viene desarrollándose en el último siglo con un nuevo concepto de enoturismo. Ahora el público cada vez es más joven y su curiosidad se dirige en mayor medida hacia el disfrute y menos hacia los conocimientos técnicos. Para los próximos meses se espera además una gran carga de trabajo porque la gente está desesperada por hacer cosas.

– ¿Qué papel tienen las figuras que como el Educador de Vinos se adaptan a todos los intereses?

– Creo que los enólogos son los encargados de elaborar el vino, mientras que el resto, los que no somos enólogos, nos dedicamos a explicar perfectamente todo lo que rodea al mundo del vino para que la gente se vea capaz de interpretar color, aroma y sabor porque todas las personas tienen unos ojos, una nariz y una boca. Lo que pasa que tiene que para eso ha de haber alguien que te guíe de forma clara para que veas de lo que eres capaz y no te limites solo a beber y yo, como educador en vinos, me encargo de ello.

– ¿Quiénes son sus principales clientes?

– Trabajo principalmente con bodegas, asesorando y prestando formación para aplicarla luego con sus clientes, y también con hostelería y servicios en bares. Colaboro con distribuidoras de venta de vino ‘online’ y preparo catas también en este formato. Los clientes que llegan a través de la página web también son abundantes, interesados sobre todo en un recorrido por las calles gastronómicas donde les explico las peculiaridades de los vinos.

– ¿Qué oferta similar hay en La Rioja para adaptarse a este cambio de tendencias enoturísticas?

– Hay agencias muy buenas que llevan turistas particulares y luego otras que gestionan visitas más culturales y que se apoyan en mí cuando el turista demanda una actividad relacionada con el vino. Lo bueno de esto es que podemos acoplar varios servicios y crear sinergias en lugar de hablar de competencia. Al fin y al cabo creo que todos somos compatibles en todo momento.

– ¿Y qué hace tan especial al Educador en Vinos?

– Creo que lo que me diferencia del resto es la manera que tengo de ofrecer mis servicios. El trato con el público es muy cercano. Soy muy claro explicando, la gente disfruta a la vez que aprende porque tengo un pequeño don de comunicador. Además, la labor de formación que ejerzo es bastante amplia, abarcando cursos y charlas en la Universidad de La Rioja, en la Escuela de Hostelería de Santo Domingo de la Calzada, en la Asociación de Sumilleres de La Rioja…

– ¿Qué futuro le espera a Rioja en esta materia?

– Queda mucho por hacer, pero lo bueno es que hay también mucho interés por aprender. Recientemente he impartido un curso de sumillería en la Escuela de Hostelería de Santo Domingo y han sido muchas las bodegas participantes. Se nota que buscan especializarse más y ser capaces de dar explicaciones a sus visitantes, además de que quieren ofertar cosas nuevas, hacer catas completamente diferentes al resto. Toca abrir mentes, pero vamos por buen camino.

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