El Rioja

Fiasco para la vendimia en verde en Rioja: solo 200 solicitudes registradas

El campo riojano ha hablado. Una semana después de la publicación de las medidas extraordinarias de cara a la vendimia 2020, las cifras reflejan un evidente fiasco para las ayudas a la cosecha en verde. Apenas se han tramitado cerca de 200 solicitudes en Rioja entre las tres oficinas de las OPA riojanas (ARAG-ASAJA, UPA y UAGR-COAG), a pesar de las recomendaciones de las organizaciones por valorar dicha medida.

El problema es que se desconoce qué es más rentable a día de hoy, si tirar la uva y que te la paguen a unos 68 céntimos el kilo o esperar a ver qué precios fija la bodega. “La ley actual establece que no puede haber contratos por debajo de los costes mínimos de producción, pero no sabemos cuáles son esos costes reales porque desde la Consejería de Agricultura no facilitan los datos actualizados y manejamos datos de 2011”, apunta el secretario general de ARAG-ASAJA, Igor Fonseca.

En concreto, este último estudio publicado hace nueve años refleja unos costes de 61 céntimos para los viñedos conducidos en espaldera y 58 para los que están en vaso. Desde UPA, Néstor Alcolea insta a la Consejería a establecer “un importe único por hectárea como han hecho comunidades limítrofes para evitar así tener en cuenta los rendimientos de cosechas anteriores como la de 2017, donde las heladas provocaron que algunos agricultores llegaron a entregar solo el veinte por ciento de su producción”.

Critica en este sentido que “Navarra haya fijado un precio de 700 euros por tirar la uva y Castilla y León de 1.200, mientras que en La Rioja la ayuda solo sea de 280 euros por vendimiarla con máquina y 429 por hacerlo manualmente”. Alcolea insiste en que “la vendimia en verde no deja de suscitar interés entre los viticultores porque se garantiza una renta que en septiembre incluso ‘brincará’ los 70 céntimos al ahorrar en tratamientos y vendimia”.

La UAGR-COAG insiste en que “el momento de valorar la medida será cuando se conozcan los importes concretos que van a llegar a Rioja, pero no deja de ser una oportunidad para sentar precedentes, aunque con aspectos a mejorar. Una dotación económica adecuada, una información más completa y modificación de criterios como los de la asignación de hectáreas serían incentivos para considerar la medida como una más atractiva para el viticultor”.

Cabos sueltos

Pero esta medida tiene varios cabos sueltos que no han permitido a los agricultores concebirla como una “oportunidad” ante una campaña tan complicada. “No encaja en la filosofía del viticultor el tirar la uva. Más recepción hubiera tenido el aclareo para así reducir la producción a la vez que se mantienen los racimos de más calidad. Además, no se asegura cuánta superficie te van a admitir porque el presupuesto es escaso, por lo que el agricultor no puede arriesgarse a dejar de tratar sus viñas sin conocer la resolución”, señala Fonseca.

El secretario de ARAG-ASAJA se muestra optimista y prefiere confiar en la recuperación del mercado: “Creo que los viticultores van a tener unos precios mejores que los previstos hace unos meses y es importante y de valorar que alguna bodega, como el caso de AGE, ya se haya comprometido con nuevos proveedores haciendo contratos bianuales y fijando un suelo mínimo para ofrecer seguridad al viticultor. Ahora la duda es si ese suelo mínimo de 60 céntimos está por debajo o no de los costes mínimos de producción actuales”.

Desde UAGR-COAG llevan semanas reclamando de manera “urgente” esta actualización porque ya preveían la firma de los primeros contratos sin tener conocimiento de esos costes de producción. “No obstante, siempre son bien recibidos los contratos plurianuales para ofrecer garantías al viticultor, siempre y cuando se hagan con transparencia”, ha incidido la secretaria técnica de la organización, Leticia Olasolo.

En UPA, por su parte, se muestran escépticos y consideran que “las bodegas no van a cumplir con esta ley de la cadena alimentaria sino que se van a regir por la ley de la oferta y la demanda, pero lo que es cierto es que la vendimia en verde está ayudando a no hundir el precio”. Alcolea lamenta la escasa demanda de solicitudes y recalca que “con 60 céntimos no se pueden cubrir los costes de producción, y menos este año”.

Son numerosos los indecisos que durante esta última semana han solicitado el consejo de las organizaciones agrarias, pero no hay una respuesta común porque cada explotación tiene unas características y condiciones propias: “No es cuestión de beneficio o perjuicio, sino de rentabilidad. Si el precio de la uva se sitúa por debajo de los 65 céntimos es evidente que es más rentable la vendimia en verde, pero si el viticultor tiene la certeza de que se las van a pagar por encima de 75 céntimos no tiene nada que pensar, que no tire las uvas”.

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