El Rioja

La viña no levanta cabeza: el oídio se suma a las amenazas fúngicas

Un fin de semana muy pasado por agua que días después deja unos resquicios que agravan todavía más la situación en los cultivos. El hongo más temido no deja de ser el mildiu, ya que las generaciones asexuales se reproduce en un ciclo más corto y, ante un mildiu larvado, racimo perdido. Pero atención, porque otra enfermedad también endémica del viñedo ya parece asomar la cabeza en algunos mazuelos.

Hoja de vid afectada por oídio.

El oídio, aunque se prevé que muestre su mayor desarrollo a finales de este mes, “va a ser otro de los hongos que quite el sueño a los viticultores”, recalca el técnico agrícola de la empresa de fitosanitarios Martínez Carra, José Antonio Pérez. “Junio va a ser preocupante, porque se van a dar las condiciones climáticas favorables para su proliferación, humedad y temperaturas suaves. Ya lo indican los modelos predictivos que reflejan un riesgo alto”, añade.

Una amenaza para el viñedo que, además, no entiende de zonas húmedas o de sierra, “ataca a todo por igual”. Ya han comenzado los tratamientos preventivos contra el oídio, tal como apunta la ingeniero agrícola de la distribuidora de fitosanitarios Castillo Arnedo, Cristina Mata. “Contra el mildiu, sin embargo, solo queda aplicar unos sistémicos con carácter curativo”, señala.

Racimo afectado por mildiu.

Es este hongo el que más miedo genera entre el sector porque una gran incidencia puede suponer pérdidas totales en una parcela, mientras que “para que el oídio destruya el viñedo se tienen que dar daños muy graves en el cultivo y eso es complicado”, considera el técnico de Martínez Carra. “Ahora, toca actuar en preventivo, incluyendo sistémicos y alternando materias activas”, recomienda.

La importancia del desniete

Dejar a la vista los racimos para rociarlos con los tratamientos es importante para que el producto penetre mejor. Es por ello que la labor del desniete o deshojado, “tareas más culturales que en los últimos años se han podido descuidar más”, no dejan de ser imprescindibles para asegurar la protección de las bayas y frenar así la enfermedad.

“Ya con la quinta mano de tratamientos a punto de empezar, las lluvias del pasado fin de semana no han hecho tanto daño como se esperaba debido a que no han venido acompañadas de altas temperaturas”, indica Pérez, aspecto que, mientras frena el avance del mildiu, propicia el del oídio.

Sin embargo, más allá de las enfermedades, “la preocupación principal para los viticultores ahora es la venta de uva”, coinciden ambos técnicos. “Los sobre costes de los tratamientos más robustos y con un perfil más potente y de lata generación”, apunta la técnico de Castillo Arnedo, “unido a la incertidumbre y nervios por la colocación y los precios de la uva”, añade el de Martínez Carra, hace de este 2020 un “año muy complicado”.

Subir