La Rioja

Un estudio de la UR disecciona los vínculos entre lesbianismo y feminismo

Una investigación llevada a cabo por el grupo Igualdad y Género de la Universidad de La Rioja (UR) concluye que la mayoría de lesbianas han defendido las reivindicaciones feministas, pero no siempre sus reivindicaciones han sido prioritarias para el movimiento feminista.

Las conclusiones de este estudio -recientemente publicadas en las revistas Berceo del Instituto de Estudios Riojanos (IER) y Feminismo/s- son fruto de 41 entrevistas a lesbianas, realizadas entre 2014 y 2018.

La investigación -que ha contado con sendas ayudas del Instituto de Estudios Riojanos (IER) y del Vicerrectorado de Investigación de la UR para grupos de investigación- está recogida en los libros ‘Chicas que entienden’, que visibiliza al colectivo, y ‘Maternidad lesbiana’, que analiza los modelos de maternidad en parejas de mujeres del norte de España, además de los dos artículos mencionados más arriba.

Las mujeres lesbianas son un colectivo muy plural y diverso, con tantas diferencias entre ellas como entre el resto de las personas. El análisis de sus testimonios es complejo y ha dado lugar a seguir profundizando en aspectos de su realidad, que se han plasmado en varias fases de investigación.

En la primera parte, este equipo de investigación sostiene que la homosexualidad femenina transgrede las normas de la heterosexualidad institucional, ya que no respeta los roles de género: es decir, ni la jerarquía sexual, ni la división sexual del trabajo, ni el desempeño de los papeles masculino/femenino dentro del hogar, etc.

Esto es visto como una amenaza en el sistema de dominación masculina y la sociedad patriarcal utiliza en mayor o menor medida mecanismos de poder para discriminar a las mujeres lesbianas; lo que tienen consecuencias por el rechazo social, porque en muchos casos desarrollan homofobia interna, problemas de autoestima y autoaceptación.

En la segunda parte, la investigación concluye que ser madres, para un gran porcentaje de las lesbianas entrevistadas, es una cuestión de gran importancia, que les permite reconciliarse con su “papel como mujeres” y obtener reconocimiento social con la maternidad.

En la tercera parte, se observa cómo las mujeres lesbianas se organizan política y socialmente en grupos para reivindicar sus derechos desde la segunda mitad del siglo XX. En un primer momento lo hacen desde el feminismo. Posteriormente, generan sus propias asociaciones coincidiendo con otras personas diversas sexual o afectivamente, colectivos LGTBI.

Iniciado el siglo XXI, las asociaciones LGTBI+ -que incluyen a los hombres gais y a otras personas diversas sexual y afectivamente- lanzaron un mensaje mucho más nítido, específico y amplificado, con mayor calado social y, sobre todo, con resultados en forma de leyes que afectan a todo el colectivo (la ley del matrimonio igualitario es un claro ejemplo).

La mayoría de las mujeres lesbianas se declara feminista en distintos grados, es decir, está a favor de sus reivindicaciones y todas ellas reconocen que sus logros también les afectan. No obstante, en algunos momentos, sus relaciones con este movimiento no han sido fáciles, ya que consideran que sus pretensiones no han sido prioritarias para el feminismo.

Algunas reivindican el valor que tienen las aportaciones del pensamiento lesbiano al pensamiento feminista, en el sentido de que el feminismo cuestionó lo masculino y lo femenino, y para ello el concepto central fue el de género; y desde el lesbianismo se cuestionó la heterosexualidad/homosexualidad y por ello se puede decir que el centro del pensamiento lesbiano es la sexualidad.

Situar en el centro del debate el problema de la sexualidad abrió nuevos caminos a la investigación y nuevos análisis acerca de la opresión patriarcal, identificada ahora con la prescripción normativa y simbólica de la heterosexualidad a la que se va considerando desde una óptica constructivista.

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