El Comillas ha eliminado al Barquereño de la Copa del Rey (1-1, 4-3 penaltis) y se ha ganado el derecho a jugar frente a un equipo de Primera División (a todos menos al Real Madrid, el Barcelona, el Atlético y el Valencia). Noche heroica que se ha decidido de forma cardíaca. ¿Qué hacer si años de presupuesto se juegan desde los once metros? Eduardo León, el capitán del Comillas, ha podido marcar el penalti decisivo. Lo ha errado, pero Cristofer también y la gloria se ha quedado en casa. Éxtasis e invasión de campo en una noche histórica para los riojanos.
Los nervios se han hecho presentes desde el primer instante, pero los riojanos han logrado matarlos de la mejor manera. Jugada por banda, pase de la muerte para Javier Jadraque y balón a la red. 1-0 y éxtasis en el graderío, plagado de chavales azulones con una ilusión extraordinaria. No era para menos, estas oportunidades son vitales para un club modesto. Pero para ganar el ‘gordo’, hay que comprar billetes. Eso ha hecho Juan Pastor, con un testarazo que ha sacado un zaguero fuera de la red. Todo iba sobre ruedas, pero los cántabros no eran ni mucho menos, una comparsa.
Carlos ha sido el primero en probar al portero local Arróniz. En la siguiente no iban a perdonar los montañeses. Acometida brutal, con cinco disparos a quemarropa. Bastante ha hecho el guardameta con parar cuatro, pero al final Iñaki ha conseguido su gol. Los montañeses han salido reforzados tras el empate y a punto han estado de conseguir el segundo. Gran contragolpe de Iñaki, balón a Cristofer, que solo en el segundo palo, no ha podido enbocar. Los visitantes tenían el físico una de sus principales armas y así iban a demostrarlo.
Al encuentro solo le faltaba la polémica, que ha llegado a raudales. Error incomprensible del árbitro al expulsar a Pablo por doble amarilla, atribuyéndole una tarjeta que nunca existió. Tras minutos de confusión, todo se ha aclarado y han seguido once contra once. A falta de media hora, el cuero ya ‘quemaba’ y todo se ha roto completamente. Olvídense de tácticas, de cualquier control. En el Mundial 82 no había nada de eso. Solo dos equipos dejándose todo en el choque más importante de su historia.
Carlos ha ganado línea de fondo y ha puesto uno de esos caramelos envenenados, que han intentado tocar tres atacantes sin éxito. Cuando el balón ya se perdía, un envío largo ha pillado desprevenido a toda la zaga. Pablo ha asistido a Borja, que no ha sabido batir a Alberto. Jadraque ha tirado al muñeco en un claro mano a mano. Y por si no era suficiente, jugada de Pablo, le desdobla el lateral y le deja el balón al revulsivo Rodrigo. Absolutamente solo en el punto de penalti, ¡la ha mandado arriba!. A la prórroga por falta de puntería, pese a ser mejores.
En el tiempo extra, todo ha cambiado. La precaución se ha adueñado de los dos conjuntos, que no querían perder en 30 minutos lo que no habían sido capaces de conseguir en 90. Por el Comillas, lo ha intentado Arza con un centro-chut. Por el Barquereño, Cristopher ha intentado una vaselina defectuosa. Con las emociones a flor de piel, los futbolistas en la reserva y la hinchada absolutamente enloquecida; se ha llegado a los once metros. Al final, la lotería ha favorecido a los locales, que no olvidarán esta noche en muchísimo tiempo.
