El Rioja

Sínodo: el camino de tres amigos que convergen en dos Viñedos Singulares de Rioja

Tres amigos enólogos logran dos Viñedos Singulares con Sínodo, su proyecto personal vitivinícola

La universidad es punto de partida de muchos caminos profesionales, pero también es punto de encuentro de vidas que a partir de ahí caminan juntas. Gorka Etxebarria, Roberto Monforte y Juanan Blanco son un buen ejemplo de ello. A principios de este siglo la UR les hizo coincidir en los estudios de Enología, desde entonces han tenido un sueño en común: elaborar un vino al detalle, mimado.

Por un lado, cada uno ha creado su camino: Gorka en Bodegas Familia Burgo Viejo de Alfaro; Juanan, asesor de viñedos, como por ejemplo el de La Emperatriz, y Roberto en la cooperativa de Ausejo. Todo ello con una idea perpetua: caminar juntos.

Y de ahí nació Sínodo: su proyecto personal de viticultura y enología que desarrollan a partir de dos parcelas familiares y que compatibilizan con sus trabajos. “Elegimos ‘Sínodo’ por su significado en griego de ‘caminar juntos’. Nuestro lema es: caminemos juntos para llegar más lejos”, reconocen.

Eso se materializó en 2014 en la primera cosecha de Sínodo. Pero si algo tiene de especial esta iniciativa es el terreno, donde se gesta la materia prima: las fincas de Raposeras (la mayor parte tempranillo y un poco de garnacha), en Uruñuela, y Los Tollos (tempranillo, un 1 % de mazuelo y alguna de viura), en Villamediana de Iregua. “Se estima que el viñedo de Raposeras tiene cerca de cien años y el de Los Tollos se plantó en 1982”, explican.

“Tienen rendimientos muy bajos, que se traducen en una producción de entre 600-800 botellas en cada una de las fincas”, precisan. Unos caldos que se venden en las principales plataformas nacionales como Lavinia y Bodeboca, así como en restaurantes y bares riojanos. A un precio de entre 24,90 y 29,90 euros, estas etiquetas llegan también a Holanda o Australia, además de estar a punto de introducirse en Estados Unidos y Canadá.

Con 92 puntos Parker y 93 Peñín, Los Tollos, y 93 Parker y 94 Peñín, Raposeras, su mimo está teniendo reconocimiento internacional: “tratamos de intervenir lo mínimo, hacemos personalmente los trabajos del campo, la vendimia es al detalle, así como todo el proceso de elaboración”, añaden.

Ahora la excepcionalidad de dichas parcelas ha sido valorada por el Consejo Regulador de la DOCa Rioja: han sido considerados como dos de los 84 Viñedos Singulares concedidos en Rioja. “Para nosotros es un muy importante; pero también es paso muy positivo para la región. Era una demanda del sector y una forma de valorar los viñedos y no de que todo valga”, concluyen. Su camino está trazado, la meta todavía queda lejos.

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