La Rioja

Luis Lleyda deja la dirección de Cáritas: “Una decisión más de cabeza que de corazón”

Después de ocho años como director de Cáritas La Rioja y presidente de Fundación Cáritas Chavicar y Proyecto Hombre La Rioja, Luis Lleyda se despide emocionado y agradeciendo todo el cariño y apoyo recibido en su labor y pasa el relevo a Fernando Beltrán.

-¿Cuáles han sido las principales razones por las que ha decidido abandonar su cargo?

– Lo que me ha motivado a tomar esta decisión no ha sido mi persona, yo estaba muy agusto y hubiera seguido otros cuatro años. Pero siempre he sido partidario de que, cuando una persona asume un cargo de responsabilidad, ya sea en cualquier ámbito -religioso, político o económico- no debería de permanecer más de dos legislaturas, por decirlo así, o dos mandatos.

– ¿Ha tomado la decisión de repente?

– Decidí marcharme en febrero. Creo que ya con 76 años y ocho de servicio, sin darte cuenta, a veces te acomodas, estas agusto y te sientes querido, ¿pero para qué te han nombrado para tu conveniencia personal o para llevar adelante el objetivo de servir a los pobres? Si te dejas llevar por tu egoísmo, ese objetivo fundamental que quiere Cáritas de que cada vez haya menos personas pobres, puede que no te des cuenta y se esté estancando. Tiene que venir gente con nuevas ideas, con más ilusión, Cáritas no puede parar de buscar objetivos programas y recursos para ayudar a esas personas.

– En su despedida ante los medios, también ha citado la importancia de la familia.

– Otra de las razones también ha sido la familia, yo estoy todos los días en Cáritas. Basta que me jubilé, que parece que tienes que proyectar más tiempo para estar con la familia, y me metí a este “tinglado”, entre comillas. No estoy en casa: tengo reuniones por las tardes, entrevistas… y eso quieras o no a la familia le va desgastando. Y si eres cristiano y no das testimonio de familia pues mal lo tenemos. Por una parte, estás sirviendo a Cáritas y por otra estás abandonando a la familia. Ha sido una decisión más de cabeza que de corazón.

– En septiembre será cuando se nombre oficialmente a Fernando Beltrán como nuevo director, ¿en qué proyectos o asuntos se centrará una vez nombrado a Beltrán?

– El director tiene que seguir activo hasta el nombramiento el 1 de septiembre. Cuando deje esto, voy a seguir perteneciendo, si lo entienden ellos y lo consideran oportuno, en los patronatos (Chavicar y Proyecto Hombre), pero como un miembro más en vez de como su presidente. Seguiré subiendo a dormir con los chicos de Proyecto Hombre una vez al mes, seguiré también en mi parroquia y, si tengo tiempo, en cursillos. Mi intención es servir donde sea necesario y donde haga falta, como puede ser otro voluntario en otra entidad. Mi experiencia aquí, en Cáritas, es muy gratificante y hace falta, y ahí seguiré.

Luis Lleyda pasa el relevo a Fernando Beltrán en la dirección de Cáritas. | Foto: Nuria Pajares.

– De estos ocho años al frente de la dirección, ¿con qué se queda?

– Con la satisfacción de haber dicho que sí en su día. Porque cuando te entregas a un voluntariado, cuando das parte de tu vida -tiempo, carisma y dinero- recibes mucho más de lo que das. Con eso me quedo, con que he dado uno y recibido un millón. Por eso le decía al nuevo director que no iba a tener ningún problema, que diera lo mejor de sí y que iba a salir adelante. En Cáritas, como en otras instituciones, tienes días buenos y malos y hay que tomar decisiones duras, pero así es la vida y hay que seguir con esperanza. Dios te ayuda mucho, a los cristianos desde nuestra fe, Él te elige y te dice “no te preocupes que pase lo que pase yo estoy detrás de ti” y se nota, se nota.

– Un trabajo muy gratificante, pero en el que, como dice, hay que tomar decisiones y se viven momentos duros. Desde su experiencia, ¿qué es lo más complicado de su trabajo?

– Por ejemplo, cuando te rebajan una subvención con la que has realizado un programa. No lo critico porque se tendrán que cubrir otras necesidades, pero hay que buscar recursos y a veces nos hemos visto obligados a tomar decisiones o ajustar plantillas porque no hay dinero. O a lo mejor cuando un voluntario ha metido la pata con algo y hay que decirle que no se preocupe que ya se saldrá adelante. O cuando se realizan los presupuestos de los patronatos ya que no tenemos ingresos propios, sino que dependemos de subvenciones, herencias o aportaciones de los socios. Piensas: “¿Y llegaremos?, ¿Nos seguirán dando?”. Ya no depende de ti. Pero bueno, Dios aprieta siempre, pero nunca ahoga.

– ¿Alguna anécdota o recuerdo que guarde con cariño en estos ocho años?

– Recién incorporado a Cáritas guardo dos anécdotas. Una: a mí ha habido personas que me han parado por la calle por ser el director de Cáritas y me han dado un donativo. Ha habido un señor que me ha dado varias veces. La otra: en cierta ocasión, yo vine una tarde de Nochebuena a Cáritas y, cuando iba a marcharme, vino un señor que quería hacer un donativo. Estaba cerrado por las fechas, pero se lo recogí. Cuando me lo daba, el crío que le acompañaba dijo “¡Espera!, tengo aquí dos euritos y también los quiero dar”. Son anécdotas pequeñitas pero que te llenan.

– Tiene para escribir un libro…

– En otra ocasión recibí una llamada de una persona que quería hacer un donativo a una persona católica y española. Le dije que Cáritas no podía hacer eso. Cáritas es para todos, no hace distinción ni de raza, ni de sexo, ni ideología, ni de fundación política, ni de nada: damos al necesitado. Siempre es muy gratificante, es muy bonito que te pasen la mano por la espalda o que te digan que qué majo eres, pero no voy buscando eso, sino hacer el bien. Otro momento muy bueno fue cuando nos dieron la Medalla de La Rioja, no por el hecho de que te dieran la medalla sino porque la sociedad se sensibiliza, capta nuestra labor y es un aliciente.

Subir