El Molino del Corregidor es uno de esos lugares donde conviene desprenderse de la tecnología para conectar en plena armonía con la naturaleza. Esta casa rural de San Román de Cameros, en cambio, se ha visto obligada esta pasada madrugada a llevar ese principio al extremo.
Porque la caída de un rayo la tarde de este lunes provocó un apagón eléctrico que solo ha quedado solventado a primera hora de este martes. Una anécdota, sin más, si no fuera porque en el molino se desarrolla estos días un campamento con diez niños que no olvidarán la experiencia.
“Tienes que entretenerlos con velas sin que se asusten”, explica a NueveCuatroUno la responsable del campamento, Sara Ramírez, quien indica que “ha sido una experiencia rural total, viviendo a lo antiguo”. Claro que, una cosa es la intención y otra es la realidad: “Intentábamos evitar las historias de miedo, pero de repente un niño decía haber oído algo en la casa a oscuras y se generaba el pánico”.
Por si fuera poco, tampoco ayudaron las vistas del cárcavo del molino desde el salón (el suelo es de cristal). “Se llenó de agua y salió flotando la decoración de Halloween, que teníamos guardada abajo”, explica Sara, entre risas.
Por lo demás, la experiencia ha supuesto todo un manual de supervivencia: “La avería afectaba por momentos a algunas zonas de la casa y a otras no, por lo que conseguimos encender la vitrocerámica para cocinar, aun con miedo a que pudiera estropearse”.
