Los lunes son de esos días de contrastes. De gente que se sube por las paredes y conductores que se suben por los bordillos. Y el de esta semana ha sido de los segundos en Logroño.
Ha ocurrido en el entorno del monumento al Labrador de Jorge Vigón, donde un vehículo la ha preparado al subirse a una isleta vaya usted a saber cómo. Porque la posición del coche invita a pensar que se ha introducido en dirección contraria en el stop por el que se accede al parking subterráneo y, al intentar rectificar, se ha montado sobre el bordillo, quedándose atrapado.
Por suerte, siempre hay un amable vecino que no duda en aparcar su patinete y arrimar el lomo para intentar desatascar el coche por las bravas. En cualquier caso, algunos vecinos de la zona aseguran que “no es la primera vez que sucede algo así en este enclave”.
