Los servicios de emergencia llevan horas repitiendo que el desbordamiento de un río es un fenómeno impredecible y que, por tanto, conviene extremar las precauciones en ambas orillas del cauce. Sin embargo, la era del selfi se ha impuesto y tanto vecinos como visitantes no han querido dejar escapar la ocasión para inmortalizar el momento.
Desde primera hora de la mañana decenas de curiosos se han acercado a la ribera para ver de cerca la crecida del Ebro, que por su espectaculidad se ha convertido en un atractivo más de la ciudad.
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