En el corazón de las Cien Tiendas existe un comercio que lleva tres décadas peleando por seguir siendo transgresor y, en cambio, ha adquirido con todo merecimiento el calificativo de clásico. Lejos de mirarlo con recelo, su fundador luce a gala ese título. Se llama José Ramón Lozano, pero medio Logroño le conoce como ‘Jota’ y es el alma máter de Skandalo, tienda de ropa alternativa, piercings y tatuajes pionera en la capital riojana.
Hace 28 años, sin saberlo, ‘Jota’ siguió todos los pasos recogidos en el manual del emprendedor. Se quedó sin trabajo, capitalizó su desempleo y puso rumbo a Londres para traer la ropa que, entonces, era imposible encontrar en La Rioja para atender las necesidades del ferviente público punk y hippy de la década de los 90.
“Cuando empecé en esto jamás pensé que casi treinta años después iba a seguir aquí y que esto se iba a convertir en mi profesión”, explica, recordando que en el momento de levantar la persiana “el nombre lo decía todo, fue realmente un escándalo; la gente se echaba las manos a la cabeza y fueron pocos quienes creyeron en nuestras posibilidades”.
Los tiempos han cambiado desde entonces. “Ahora nadie se escandaliza tanto si ve al conductor del autobús o a su carnicero con un piercing en la ceja”, señala ‘Jota’, quien analiza la evolución de su negocio: “Ahora nos hemos convertido en una tienda clásica porque poco hemos variado en cuanto a producto desde los años 90; no nos hemos dejado llevar por las modas”.
Toda la vida en el barrio
La historia de ‘Jota’ Lozano y Skandalo es indivisible del entorno de las Cien Tiendas. Criado en la zona y alumno de Maristas, tuvo ocasión de explorar nuevos horizontes pero prefirió mantener su apuesta por las raíces: “Hubo tiempos de bonanza en los que podíamos habernos expandido a otras zonas, pero decidimos permanecer en el barrio, aunque la descentralización de los servicios ha derivado en que venga menos gente al centro”.
Y otro de los elementos que ha cambiado -tal vez el que más- desde que diera sus primeros pasos en el campo empresarial la competencia, que ya no es la tienda de la esquina sino la globalización: “Antes éramos un referente y ahora tenemos que esforzarnos muchísimo en la atención, en la calidad y en la proximidad para competir con un tsunami, porque hasta Bershka vende ya camisetas de los Ramones”.
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