La Rioja

Un virus que el CIBIR descubrió en el suroeste europeo en 2010 causa su primer fallecido en España

Este jueves la Comunidad de Madrid ha confirmado los dos primeros casos del virus de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo registrados en España con carácter autóctono, no importados de otro ámbito geográfico, en un hombre que falleció la semana pasada tras la picadura de una garrapata y una enfermera que le atendió en la UCI del Hospital Infanta Leonor y que actualmente se encuentra ingresada en la Unidad de Aislamiento de Alto Nivel del Hospital La Paz-Carlos III.

El equipo de investigación de Enfermedades transmitidas por Artrópodos Vectores del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (Centro de Rickettsiosis / Área de Enfermedades Infecciosas del Hospital San Pedro), detectó por primera vez en España (y a su vez en el Suroeste de Europa) en 2010 la presencia de este virus en garrapatas en la Península Ibérica.

Este hallazgo puso de manifiesto un potencial riesgo para la salud, puesto que el virus puede transmitirse de persona a persona. El trabajo, que se desarrolló en el marco de un proyecto FIS (PS09/02492) financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, fue aceptado para su publicación en la prestigiosa revista Emerging Infectious Diseases.

El proyecto, titulado ‘Investigación de la presencia del virus de la Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo en la geografía española: estudio de vectores y estudio serólogico’ se llevó ha llevado a cabo desde 2013 hasta 2015.

LA CONCLUSIÓN DEL PROYECTO

“La constatación previa de la presencia de material genético del vFHCC en garrapatas recogidas sobre ciervos en el suroeste de la Penísula Ibérica, así como la presencia de estos virus en garrapatas del género Hyalomma recogidas sobre aves migratorias, con la misma estructura genética, hacen que se deba considerar la FHCC como una infección con gran potencial emergente en España. Se da la condición de presencia del artrópodo vector, picaduras en humanos del mismo y una población susceptible. Por lo aquí expuesto, y a pesar de que no tenemos evidencia de ningún caso de infección humana en nuestro medio, es altamente recomendable establecer un sistema de vigilancia activa en garrapatas y en la población por la casi segura emergencia de esta infección en la Península Ibérica”.

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