Agricultura

Las viñas de Cervera sufren su segunda helada en quince días

No está siendo una primavera sencilla en cuanto lo meteorológico. Las heladas golpearon a mediados del pasado mes de abril en numerosos municipios de Rioja dejando a su paso lo que para estas fechas ya serán más de 4.000 hectáreas siniestradas. Uno de esos términos fue Cervera del Río Alhama que, mientras seguía recuperándose de los daños del hielo de aquella madrugada del 18 de abril, este miércoles volvió a sufrir un nuevo revés.

En apenas quince días la localidad se ha quedado durante dos noches con temperaturas bajo cero que han afectado especialmente a estas viñas asentadas en hondonadas y vaguadas propias de la orografía de esta zona. Roberto Sesma es uno de los viticultores de Cervera que ha padecido las heladas por partida doble. “La primera vez los termómetros llegarían a los dos grados bajo cero, pero esta vez se han quedado solo en -1. El problema es que este terreno es muy propenso a sufrir heladas también por la altura a la que está, rondando los 600 metros, y aunque los daños no son generalizados, sí se ven cepas afectadas en varias zonas”, apunta.

Sesma estima que esas heridas del hielo afectarán en torno al 20 por ciento de su viñedo (cuenta con unas nueve hectáreas repartidas en el término de Cervera). “Aquí ya se sabe que mientras tenga nieve la cumbre del Moncayo sigue habiendo riesgo de heladas, y todavía se ve algo de nieve allí, aunque las previsiones no apuntan a que vaya a haber heladas”.

Esta vez, tras la segunda helada, ha sido más fácil dar con esas cepas dañadas dado el estado vegetativo en el que se encuentra ya la planta, aunque los fríos han vuelto a ralentizar su desarrollo. En el caso de este viticultor, las uvas que han salido peor paradas son su tempranillo blanco. “Ya se sabe que cuando tiene que llover no lo hace a gusto de todos, pues aquí me ha fastidiado las que menos quería que tocara. Eso sí, esta helada no tiene nada que ver con la de 2017, cundo nos pusimos a cinco grados bajo cero”, recuerda.

Este viticultor todavía no había comenzado a espergurar “dando tiempo a las previsiones meteorológicas que ya avecinaban heladas”, aunque ahora tendrá que esperar unas dos semanas más para ponerse a la tarea. “Lo malo es que si las viñas recuperan con temperaturas altas otra vez pues acelerarán el crecimiento, brotando por todos los sitios, y nos acabará pillando el toro. Por eso ahora hay que valorar bien cuándo y por dónde empezar por lo que te pueda costar de tiempo”.

La sequía se suma al mapa de catástrofes meteorológicas del campo en esta zona de La Rioja Baja (y que se extiende al conjunto de la región). Más allá de los 15 litros, aproximadamente, que cayeron en los últimos días, Sesma asegura que llevaban sin ver caer esa cantidad “igual desde diciembre”. Un estrés hídrico que, sobre todo, merma su campaña de cereal. De hecho, se atreve a reconocer que “este año habrá fincas que no se cosechen”. En este caso, las heladas también pueden dañar la espiga, siendo esta la época más sensible, aunque tras el último episodio bajo cero Sesma no ha visto daños en el cereal.

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