Agricultura

Las primeras cebadas segadas apuntan a una cosecha “muy desigual”

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Cosecha en una finca de Alcanadre, este lunes. | Foto: Leire Díez

La cosecha del cereal ya ha cruzado la línea de salida en La Rioja con algunos municipios de la mitad oriental ya en plena campaña. Aún con una perspectiva muy superficial sobre los resultados que va a dejar esta temporada de siega en la región, los técnicos hacen sus valoraciones entre espigas y desde los primeros rastrojos. Los almacenes de la Cooperativa Garu de Ausejo van recepcionando los primeros granos de cebada desde el pasado 7 de junio y las sensaciones recogidas hasta el momento es que “la cosecha va a ser muy desigual”.

Así lo asevera Luismi Ezquerro, responsable del almacén, asegurando que “lo mismo entran remolques con un peso específico de 67 kilos por hectolitro y otras con 56”. Una diferencia que viene marcada por esas últimas lluvias que en algunos casos han permitido que el grano entrara más entero, aunque para la mayoría de zonas han llegado tarde. “Para las cebadas que igual llegan con 64 de peso específico es porque ese agua las benefició, pero si entran con menos de 60 es porque ya estaban secas y las lluvias no les sirvieron”, apunta.

También se está notando la suciedad de rebrotes con la que llegan algunas partidas a causa de esas últimas lluvias con las que han proliferado las malas hierbas, “aunque pocas entran con humedad”. Así que, aunque el presente venga mejor de lo esperado un principio, “no será un año para romper moldes”. Puestos a hablar de rendimientos, las cifras bailan de unas a otras fincas. “Algunos dicen que van a coger menos de 500 kilos por fanega y otros que más de 700, pero yo calculo que las cebadas malas rondarán los 2.000 kilos por hectárea (algunas muy malas incluso se quedarán sin cosechar) y las otras estarán entre los 3.200 y 3.500 kilos por hectárea”, refleja Ezquerro.

El ingeniero agrónomo José Antonio Pérez coincide en que los rendimientos que se van viendo son “dispares”, aunque lanza cifras con producciones en las zonas de La Rioja Baja y La Rioja Media que van desde los 600 kilos por fanega a los 1.200 kilos (lo que equivale a baremos de entre 3.000 y 6.000 kilos por hectárea). “Ha sido un ciclo complicado para el cereal, pero el campo está cumpliendo bastante bien frente a las perspectivas que había en un principio y las últimas lluvias, dentro de lo que cabe, han tenido su efecto. Pese a que hay fincas mejor que otras, en general el campo está notablemente mejor que el año pasado, cuando los rendimientos medios en las cebadas rozaron los 400 kilos por fanega”, describe.

Por su parte, el técnico Vítor García hace un despiece por zonas remarcando que las peores pueden tener mermas de entre un 40 y un 50 por ciento respecto a un año normal: “La zona de Aldeanueva, Alfaro y Arnedo está muy afectada y la cosecha va a ser mala. Conforme vamos subiendo, las fincas de Ausejo, El Redal y Corera se vieron beneficiadas por las lluvias porque lo que, aunque haya mermas, no va a ser un año catastrófico. Por Alberite hay daños, pero las zonas más frescas tirando hacia La Unión y Ribafrecha están mejor. Hacia Tricio, Nájera y alrededores el cereal está muy dañado y habrá pérdidas de más del 50 por ciento. Por Villar de Torre y San Millán de la Cogolla ha sido un muy buen año, por lo que la cosecha puede llegar a ser incluso muy buena, mientras que alrededor de Santo Domingo está la cosa muy catastrófica. En los regadíos de Casalarreina, Rodezno, Zarratón han aprovechado esos riegos prácticamente desde marzo y el 70 u 80 por ciento del cereal que se ha regado va a tener una producción entre normal y buena. Eso sí, lo que no ha tenido riego va a ser un desastre con mermas de hasta un 80 por ciento. En Treviana ha sido un año desastroso, con fincas que igual ni se cosechan, frente a las zonas de Foncea hacia Miranda, que están buenas”.

Ahora las prisas por cosechar cuantas más fincas mejor antes de que llegue el jueves marcan estas jornadas en el campo. La Aemet prevé la entrada de una dana que podrá dejar precipitaciones en La Rioja, junto a una caída de las temperaturas, alterando así el desarrollo de la campaña.

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