La Rioja

“Hay una tendencia al alza de picaduras de garrapatas”

Las picaduras de garrapata llevan a medio millar de riojanos a la consulta del médico cada año

Las enfermedades transmitidas por artrópodos han crecido de forma importante en los últimos años y los expertos señalan varios factores, incluido el cambio climático y la modificación del uso del suelo. Aránzazu Portillo, doctora en Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad de La Rioja, investiga en el Cibir este tipo de casos.

Portillo ha dedicado su carrera al estudio de las zoonosis desde la perspectiva del enfoque ‘One Health’, centrándose específicamente en las enfermedades transmitidas por artrópodos, como las rickettsiosis, borreliosis de Lyme, infecciones por bartonellas, anaplasmosis, fiebre hemorrágica de Crimea Congo (FHCC) o encefalitis transmitida por garrapatas (TBE), entre otras.

“Vemos una clara tendencia al alza en los últimos años, derivada especialmente del cambio climático. También influyen los cambios en el uso del suelo y el acercamiento de la fauna salvaje a los municipios. Cada vez observamos animales como los jabalíes más cerca de las ciudades”.

En 2022, más de 500 personas acudieron a consulta por picaduras de garrapatas en La Rioja, y casi una treintena tuvieron que ser ingresadas. La presencia de algunas de estas garrapatas ya no se limita a los meses fríos; ahora están presentes prácticamente durante todo el año. Por eso para Portillo es fundamental la concienciación pública sobre las precauciones necesarias al salir al campo.

La borreliosis de Lyme es una de las enfermedades más comunes en España, especialmente en el norte y también en La Rioja. “Aquí, como en el resto del norte, está muy presente y todos los años tenemos casos de esta enfermedad”, afirma. Aunque las infecciones graves son menos frecuentes, algunos casos pueden evolucionar de manera desfavorable. En España, se han notificado 13 casos de fiebre hemorrágica de Crimea Congo, ninguno de ellos en La Rioja.

¿Qué hacer en caso de picadura?

La doctora Portillo advierte sobre la dificultad de detectar las garrapatas debido a una sustancia anestésica que administran al picar. “Esto hace que en la mayoría de las ocasiones no nos demos cuenta de que nos han picado”. Así, es mucha gente la que llega al centro de salud o al hospital pensando que un lunar les está creciendo. “Entonces nos damos cuenta de que se trata de una garrapata”.

Cuando esto ocurre, recomienda retirarlas con pinzas finas, sin agregar ningún producto, y guardarlas para facilitar el diagnóstico si se produce alguna complicación. “Tener la garrapata nos facilita el diagnóstico, mientras hay que estar pendiente de si la marca que ha dejado la picadura cambia de color o de forma y si nos empieza a dar fiebre, entonces hay que acudir al médico”.

Además, se sugiere evitar en los paseos zonas sin desbrozar. “Sobretodo, si podemos intuir que ha habido tanto animales salvajes como ganado”. Otra recomendación es vestir con ropa clara y de manga larga al adentrarse en áreas donde puedan habitar garrapatas. “Suele venir bien llevar los calcetines por encima de los pantalones para evitar que entren por ahí”. Los repelentes son eficaces con los animales, pero menos con las personas.

También asegura que se ha observado que ciertas personas son más propensas a las picaduras, lo que puede estar relacionado “con las feromonas y el olor corporal”, así como con la sequía, “que parece aumentar la avidez de algunos artrópodos por picar”.

En resumen, el aumento de las enfermedades transmitidas por artrópodos plantea desafíos significativos para la salud pública, y la concienciación y las precauciones adecuadas son fundamentales para mitigar su impacto en la población.

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