El ministro de Transportes, Óscar Puente, se ha acordado del tren a Logroño. Esta circunstancia, por sí misma, ya sería noticia a tenor de sus precedentes, en los que sus olvidos hacia el desarrollo ferroviario riojano entre las prioridades de su cartera le han valido que el Gobierno autonómico le afease su “falta de sensibilidad política”.
Este lunes, como decíamos, Puente sí ha recordado que existe un tren a la capital riojana, aunque lo ha hecho para citar una de las “trampas” que, a su juicio, utilizan las operadoras privadas (Ouigo e Iryo) para participar de la competencia en el negocio ferroviario.
Durante el desarrollo de un desayuno informativo en Europa Press, el ministro ha explicado que “la liberalización del sector encierra ciertas trampas porque las competidoras están entrando en los corredores rentables: Madrid-Barcelona, Madrid-Valencia y Madrid-Sevilla. Pero el tren a Extremadura, que lo lleve Renfe. El esfuerzo que hemos hecho para ir a Asturias y Galicia, que lo haga Renfe; el tren a Teruel, a Logroño o el tren directo de Burgos, que lo haga Renfe. Yo me planteo hasta qué punto es libre competencia”.
Óscar Puente ha defendido que “el éxito de la alta velocidad en los territorios a los que llega es brutal y cambia su panorama”, lo que entronca con la ‘histórica’ demanda de los diferentes Gobiernos autonómicos para conseguir mejores servicios ferroviarios. No en vano, Logroño es la capital española con menos trenes directos a Madrid y La Rioja se encuentra a la cola en inversión por parte de Renfe y Adif.
Por este motivo, mientras la llegada de la alta velocidad no se atisba en un horizonte más próximo que el de 2050, el presidente del Gobierno de La Rioja, Gonzalo Capellán, ha reclamado al Ministerio de Transportes incrementar los servicios con la capital del país con dos nuevos trenes para cuatro frecuencias. Una reivindicación que el Ejecutivo regional remitió por escrito en diciembre sin que a día de hoy haya recibido respuesta por parte de la cartera liderada por Puente.
