La Rioja

El Sherlock Holmes riojano de la cardiología

El logroñés Rodrigo Fernández es uno de los investigadores en cardiología más relevantes del país

Riojano de pura cepa. Rodrigo Fernández es uno de los investigadores especialistas en cardiología más relevantes del país. Hace unos días recibía de manos de los reyes de España el Premio Nacional de Investigación para Jóvenes ‘Gabriella Morreale’, en el área de Medicina y Ciencias de la Salud. Su labor: buscar las huellas que los malos hábitos dejan en el corazón de los más jóvenes.

Con 17 años tuvo que salir de la región para estudiar Medicina en Zaragoza. Pronto tuvo clara la especialidad que iba a realizar. La cardiología era su pasión. No sabía dónde hacer el MIR. “Una ciudad grande como Madrid o Barcelona me daba un poco de miedo, pero entonces hablé con Luis Alonso -ahora jefe de la Unidad de Cardiología del Hospital San Pedro- y me dijo que hiciese la residencia en una ciudad grande, que siempre tendría tiempo de ir a un hospital más pequeño”. Le hizo caso y empezó su MIR en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

Fue allí donde su vida se cruzó con la del investigador Borja Ibáñez, que sacó a la luz su entusiasmo por indagar, explorar, averiguar… “Siempre había sido una persona muy curiosa pero cuando estudias Medicina lo haces con la intención inicial de tratar a pacientes”. Eso cambió en él gracias al doctor Ibáñez.

Pronto salió del país. Destino: Nueva York. Allí trabajó junto al doctor Valentín Fuster en el campo de la prevención cardiovascular y promoción de salud en el Hospital Monte Sinai, incluyendo un trabajo importante en poblaciones vulnerables de Estados Unidos y Colombia.

Integrando estas dos experiencias previas, su investigación ahora se dedica a buscar signos de daño en el corazón a edades tempranas especialmente en población vulnerable que es la más propensa a la obesidad y a los problemas cardiovasculares. “Tienen un menor acceso a una alimentación sana especialmente ahora con el encarecimiento de los productos frescos”.

Desde su laboratorio de imagen y salud cardiovascular del CNIC, trabaja en estrategias de prevención en las primeras etapas de vida. O de otra manera: buscan esas huellas que la mala alimentación y otros hábitos de salud dejan en el corazón. “Lo importante es crear unos hábitos de salud adecuados porque estamos obteniendo datos preocupantes a edades muy tempranas”.

“El sedentarismo, la falta de horas de sueño, el consumo de tabaco, de refrescos, de bollería industrial o de alimentos ultraprocesados puede estar dejando un rastro en el corazón desde la niñez”. Ellos intentan demostrarlo a través de técnicas de diagnóstico por imagen.

“El objetivo es que en unos años no tengamos que atender a esos chavales en nuestras consultas”. Y es que él compagina su labor investigadora con la clínica dentro de la Unidad de Cuidados Agudos Cardiológicos del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid.

Tienen datos. “Sólo un uno por ciento de la población joven lleva una dieta saludable y el 30 por ciento tiene ya obesidad o sobrepeso”. Además, no dormimos las horas suficientes. “Hemos medido a muchos jóvenes y vemos que aunque pasan muchas horas en la cama no todas son de descanso efectivo y dormir pocas horas además de conllevar problemas serios a medio plazo está muy relacionado con problemas de salud mental”.

“Algunos datos sobre salud cardiovascular son alarmantes y sobretodo es preocupante lo que nos llega en un futuro por este tipo de estilos de vida poco saludables”. Por eso insiste en trabajar en la prevención. “Si seguimos así la carga asistencial va a ser brutal en unos años, el sistema no va a ser capaz de asumirlo”. Él y su equipo están empeñados en mejorar esos datos con la prevención.

Subir