Ya está todo listo. San Vicente de la Sonsierra ha vuelto a vivir este jueves uno de los momentos más importantes de la Semana Santa riojana. A pesar de que no hay constancia certera del momento de su fundación, se sabe que fue en 1551 cuando se presentaron y aprobaron sus estatutos. Además, en un acta de ese mismo siglo ya se mencionaba la celebración de este rito desde tiempo inmemorial. La flagelación penitencial no ha sido ajena a pueblos y ciudades de España hasta que en el siglo XVIII fue prohibida por Carlos III. San Vicente de la Sonsierra es el único lugar en el que esta tradición perdura hasta nuestros días a través de las procesiones de ‘los picaos’.
Riojanos y turistas tienen la posibilidad de poder contemplar una de las tradiciones más arraigadas de la Semana Santa riojana durante estos días.
EFE / Fernando Díaz.
– Jueves Santo. Durante la procesión de la Santa Cena que comienza en torno a las siete de la tarde. Además ese mismo jueves por la noche, a eso de las once, vuelven a repetirse las mismas escenas.
– Viernes Santo. Vuelve a haber dos momentos en el que los disciplinares salen a la calle. Primero en la procesión del Vía Crucis (a partir de las once y media de la mañana) y ya por la tarde durante la procesión del Santo Entierro, a eso de las ocho y media de la tarde.
EFE/Raquel Manzanares
La tradición cuenta que cada uno de ellos se asesta entre ochocientos y mil latigazos, veinte minutos en los que el penitente anónimo fustiga su espalda hasta que un acompañante, cofrade de la Santa Veracruz, le hace parar. Una vez cesan los latigazos, el penitente se inclina y un acompañante de la cofradía le ‘pica’ la espalda para que brote la sangre de las heridas provocadas. Después, ya en la ermita el agua de romero termina de intentar sanar las heridas.
Las procesiones de Semana Santa de San Vicente de la Sonrierra fueron declaradas de Interés Turístico Nacional en 2005 y en 2016 fueron declaradas BIC (Bien de Interés Cultural de carácter Inmaterial).
