Agricultura

El garbanzo gana terreno en el mapa de cultivos riojano

El garbanzo gana terreno en el mapa de cultivos riojano ante las exigencias de la nueva PAC

La Rioja ha incorporado una nueva semilla a su mapa agrícola. El garbanzo se presenta como una especie mejorante que comienza a tener cabida dentro de la rotación de cultivos y dibuja grandes expectativas. La superficie que abarca este cultivo es todavía escasa, con 64 hectáreas declaradas la pasada campaña de un total de 38 titulares de explotación, aunque hace poco más de 30 años la cosa no pintaba mucho mejor: 120 hectáreas entre regadío y secano contabilizadas en 1990.

José María Ruiz ya tiene la simiente lista para sembrar en las próximas dos semanas. Es uno de los agricultores que se estrenan esta campaña con el garbanzo y lo hará en unas 30 hectáreas repartidas por la zona de Ocón. El año pasado le hablaron bien de esta leguminosa y para el presente se ha planteado probar suerte: “Lo cierto es que agronómicamente es una opción muy buena porque aporta mucho nitrógeno a los suelos. Supone también un cambio radical para mejorar la lucha contra las malas hierbas, porque si practicamos el monocultivo del cereal hay que hacer un cambio con un barbecho o un con una especie totalmente diferente. De hecho, con el garbanzo podemos usar un herbicida que acaba con hierbas que no se pueden combatir con los herbicidas del cereal”.

Reconoce que, como otros tantos agricultores, se ha visto obligado a buscar alternativas de siembra ante las exigencias por cumplir con los porcentajes que marcan los nuevos ecorregímenes de la PAC. Y es que la norma determina que al menos un diez por ciento de las explotaciones agrícolas ha de contar con especies mejorantes, de las cuales el cinco por ciento han de corresponder a leguminosas. Pero al margen de estos condicionantes, los beneficios de sembrar garbanzos también abundan.

Frente a otras leguminosas, el garbanzo tiene un ciclo de primavera-verano, cosechándose incluso después del cereal, frente al guisante, que tiene un ciclo de invierno-verano, muy similar al de los cereales. Es por ello que no se solapan las labores y hay tiempo suficiente para preparar la tierra en condiciones, así como para cosecha. Además, es una simiente que se adapta muy bien a suelos pobres, “incluso funciona mejor en estos suelos que en otros más frescos y ricos”.

Este agricultor suma a la lista otro factor positivo: “A la hora de cosechar no es tan urgente recoger las vainas porque estas no se abre tan rápido, a diferencia de lo que ocurre con los guisantes, que aguantan menos tiempo y si pasan unos días o hay temporal de por medio es probable que vayas a la finca y te encuentres parte de la producción en el suelo”.

Y en cuanto a los precios de venta, la cosa aún pinta mejor. Consultada la Lonja de Toledo, la última cotización sitúa la tonelada de garbanzos a 830 euros, una cifra elevada también respecto a la cosecha pasada en la que no alcanzaba los 700 euros y que suponía el doble a lo que se comercializa los guisantes, que ahora se sitúa en torno a los 388 euros la tonelada. “Los costes de producción sí son similares, también con el cereal, por que se emplea además la misma maquinaria. Lo que sí es cierto es que el guisante puede llegar a producciones mucho más altas”.

Ruiz confía en unos buenos resultados para esta primera campaña con el garbanzo atendiendo a las experiencias de varios conocidos y asegura la superficie dedicada al garbanzo seguirá en aumento en La Rioja en los próximos años: “El garbanzo siempre ha estado en La Rioja, lo que pasa que antes perduraba con un enfoque más de autoconsumo. El sector se fue industrializando y por eso apostó más por el cereal. Ahora creo que este tipo de leguminosas está volviendo a implantarse porque la proteína vegetal está al alza tanto en demanda como en precio gracias a las nuevas tendencias de consumo”.

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