La Rioja

La sierra riojana no tiene quien le escriba

La sierra riojana no tiene quien le escriba

Primero fueron desapareciendo la mayoría de los pequeños comercios. Luego se cambiaron las habituales sucursales bancarias por autobuses que llegaban una vez a la semana. Después echaron la verja los bares en algunos de estos municipios y ahora tampoco llegan las cartas. Los vecinos de los municipios rurales más pequeños de la región ven cómo, poco a poco, desaparecen los servicios sin que nadie les haga demasiado caso. En rincones en los que el acceso a internet es en muchos casos precario, la importancia de que las notificaciones lleguen a través del correo ordinario es clave para estar al día.

El alcalde de Santa Engracia, Óscar Fernández, confirma el empeoramiento de este servicio: “Las cartas llegan con retraso y a veces ni eso”. Para él, el servicio en municipios como el suyo es imprescindible: “Hay mucha gente de edad avanzada que no se apaña con los medios digitales y la única forma de que les lleguen las citas médicas o los trámites que tienen que realizar es a través del cartero”.

El cartero que acudía tradicionalmente a su municipio se jubiló hace unos años. “Luego llegó una chica de forma interina, pero cuando sacó su plaza en propiedad en otro valle nos volvimos a quedar sin cartero”. Asegura que las cartas llegan con cuentagotas y mal. “Como el cartero no conoce el pueblo deja las cartas donde buenamente puede y somos los vecinos los que estamos haciendo el trabajo de llevarla hasta su destinatario”.

Sabe que el problema reside en la falta de contratación, “pero también en la organización”. “No tiene sentido que un día por la mañana llegue el reparto ordinario y luego por la tarde el extraordinario y luego haya otros días que las cartas no lleguen”. Los retrasos no son cuestión de un día, “a veces llegan con una semana de retraso”, asegura. Él lo comprueba con el periódico diario al que están suscritos desde hace años en el Ayuntamiento: “A ver para qué lo queremos con cinco días de retraso. Como no sea para almacenar papel…”.

Citas médicas, papeleo de la PAC, del Consejo Regulador, facturas… “Hemos hablado varias veces con responsables de Correos y nos dicen que van a ver cómo está la situación, pero aquí todo va a peor cada día”. Y lamenta la falta de presión por parte de las autoridades. “Se nos llena mucho la boca con La Rioja despoblada pero esa preocupación no se corresponde con los hechos”.

“Nunca hemos estado peor que ahora”

Carlos -nombre ficticio- es cartero rural desde hace más de tres décadas. Es tajante. “Nunca hemos estado peor que ahora”. Intentan hacerlo lo mejor que pueden, pero la falta de compañeros es evidente y resulta imposible recorrer las decenas de kilómetros que hay en sus rutas a diario, especialmente con los últimos cambios propuestos por la empresa.

“Antes llegaban las cartas a la oficina a las siete de la mañana o antes, organizabas el reparto y salías, ahora con el fin de priorizar otro tipo de envíos en algunas oficinas llega a las once, en otras a las doce, eso supone salir a la calle, hacer parte del reparto, volver, organizar lo del día y luego volver a salir, en mi caso es una pérdida de tiempo de casi una hora al día”.

Todo tiene que ver con la falta de contratación y con la mala gestión de la empresa durante muchos años. “Se intentó llenar Correos Express, una nueva filial de la empresa, vaciando Correos. Hay días que me encuentro a los compañeros de Correos Express en mi pueblo, ¿qué sentido tiene estar dos carteros en un mismo pueblo a la misma hora y que luego haya días que no podemos pasar ni unos ni otros por allí?”, se pregunta ante uno de los problemas más manifiestos.

En su caso, antes de comentar la ruta por sus pueblos tiene que emplear hora y media en cubrir una de las vacantes que hay en Correos. Luego es imposible llegar a todos los sitios donde alcanzaba antes. “Faltan carteros en las ciudades y estamos desvistiendo los pueblos para poder cubrir esa falta de personal”. Faltan en Haro, también en Santo Domingo, en Cervera… no hay lugar en La Rioja en la que no haya falta de efectivos. “Estamos dejando lo nuestro sin hacer”.

La situación también ha empeorado la calidad del servicio. “Subes rápido, vas con prisa y no puedes estar como estabas antes. La gente, sobre todo la más mayor de los pueblos, está deseando que llegue al cartero porque a veces es la única visita que tienen al día. Estamos muy bien valorados por ellos, aunque no tanto por nuestra empresa, por lo que se ve”, se lamenta.

“La gente de Canales de la Sierra tiene el mismo derecho a que le llegue el correo a tiempo que los que viven en la Gran Vía. Incluso más. En muchos casos es gente mayor que no tiene otra forma de recibir determinadas notificaciones como las citas médicas o muchos papeles que llegan de la PAC o de Hacienda…”.

“Es imposible llegar todos los días a todos los pueblos”

Y es que con el personal con el que cuentan en estos momentos “es imposible llegar todos los días a todos los pueblos”. Alberto San Emeterio es responsable del sector Postal de UGT. Él calcula que harían falta unos treinta profesionales para que el servicio de Correos en La Rioja estuviese normalizado. “La situación es más complicada que nunca y se debe a las políticas de los últimos quince años que han llevado a una falta total de contratación especialmente en el ámbito rural”.

De los más de trescientos trabajadores de Correos en La Rioja, algo más de de 170 están día a día recorriendo las calles. La mayoría, en el reparto de las ciudades más grandes. “Ahora muchos rurales están trabajando complementando la falta de carteros en municipios más grandes”. Ejemplifica el caso en Santo Domingo.  Allí no hay carteros, la labor la están haciendo los carteros rurales de esa zona teniendo que empezar por el reparto de Santo Domingo a primera hora para luego, cuando terminan, continuar con su ruta habitual. “A algunos carteros rurales de otras zonas se les manda cubrir algún barrio de las ciudades y eso va en detrimento de los pequeños municipios en los que en la mayoría de los casos las cartas se reparten con, al menos, un día de retraso”.

No se cubren jubilaciones ni las bajas, ni las vacaciones, ni los días de asuntos propios. “En Nájera se ha tardado en cubrir una jubilación casi dos meses, la zona de Jubera no tiene cartero, como mucho llegan las cartas certificadas y los paquetes, en Alberite llevamos semanas sin poder repartir en condiciones”.

Al bajo número de carteros se une la decisión de que las cartas se reciban en determinadas oficinas pasada la media mañana. “Antes en todas las oficinas se recibían las cartas a las 7 de la mañana, el cartero organizaba el reparto y salía a la calle”. Ahora, por ejemplo, en Santo Domingo llegan a las 11 de la mañana y en Cervera a la una de la tarde. “Esto supone que el cartero salga a repartir, vuelva a esa hora para recibir el reparto y organizarlo y vuelva a salir a la calle a terminar con el reparto en los domicilios”.

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