Cultura y Sociedad

“Quien aboga por la teoría de la conspiración en el 11 M daña a las víctimas, y lo sabe”

Catedrático de Ciencia Política y Estudios de Seguridad en la Universidad Rey Juan Carlos e investigador asociado distinguido del Real Instituto Elcano, el riojano Fernando Reinares es una de las personas que mejor conoce todo lo que pasó antes y después del atentado terrorista más sangriento de la historia de España. Veinte años después publica su nuevo libro Pudo evitarse (Galaxia Gutemberg), donde reflexión sobre las circunstancias que permitieron a los terroristas prepararlo y ejecutarlo.

– Asegura desde el título en este nuevo libro sobre los atentados del 11M que se podrían haber evitado. ¿Qué es lo que falló?

– Hubo un fallo policial y de coordinación policial. Los principales terroristas del 11-M eran conocidos de antemano en distintas unidades de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que siguieron a buen número de ellos durante los dos años precedentes. Pero las deficiencias y el mal funcionamiento de otras instituciones del sistema español de lucha contra el terrorismo dificultaron que el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil, o ambos cuerpos en coordinación con el servicio español de Inteligencia, que por cierto estuvo desenfocado respecto a la naturaleza de la amenaza, frustraran las intenciones de los terroristas. El 11-M supuso un fallo policial y de Inteligencia favorecido por una legislación inadecuada. Incluso ocurrió un desatino judicial que reforzó a los terroristas del 11-M.

– Dice que los terroristas del 11M ya habían sido investigados,  ¿cómo pudieron ejecutar un atentado de esas características sin ser detectados?

– La unidad policial especializada en terrorismo internacional ignoró el ‘efecto bumerán’, es decir, ignoró que una actuación contra el terrorismo de especial significación o de gran envergadura puede motivar una reacción de venganza por parte de terroristas relacionados con el grupo o la organización a la cual se ha asestado un serio golpe. En el caso del 11-M, la actuación contra el terrorismo que desencadenó deseos de venganza fue la Operación Dátil, cuya fase primera y principal se desarrolló en noviembre de 2001 en Madrid. Esta actuación policial supuso el mayor golpe asestado a las estructuras de Al Qaeda en los países de Europa Occidental tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.

– Desde su punto de vista, ¿cuál fue el fallo más decisivo? ¿Fue un problema de confianza, de pensar que esos individuos no podían atentar en España?

– Que se ignorara el «efecto bumerán» supone que la unidad policial que se dedicaba al terrorismo internacional nunca imaginó en que esos yihadistas a los que estaban siguiendo durante 2002 y 2003, para acumular la suficiente evidencia incriminatoria que permitiera detenerlos,  estaban preparándose para cometer atentados. Además, los terroristas del 11-M fueron notablemente hábiles a la hora de ocultar los auténticos propósitos de sus movimientos.

– Lo más parecido que se había vivido hasta el momento eran los atentados del 11S en Estados Unidos, pero allí los terroristas estaban dispuestos a morir por la causa. ¿Qué cambio hay en el atentado de España en el que los terroristas no se inmolaron? ¿Había intención de hacer un segundo atentado de grandes dimensiones?

– En el caso de los atentados de Madrid, la ausencia de terroristas suicidas, pese a la relación que existió entre quienes los perpetraron y el mando de operaciones externas de Al Qaeda, obedeció, en primer lugar y ante todo, a que los terroristas no habían culminado sus planes. Pero una mayoría de los miembros de la red del 11-M tenían la voluntad de convertirse en lo que ellos definían como mártires. El Tunecino lo dejó expresado en un manuscrito en lengua árabe y se conocen dos cartas de despedida en forma de testamento, una completa, escrita por Abdenabi Kounjaa, y otra fragmentaria, de autor no identificado. Algunos de los terroristas del 11-M que huyeron tras lo sucedido en Leganés murieron como terroristas suicidas pero en Irak.

– Antes del 11M los servicios antiterroristas estaban centrados en la lucha contra ETA, con este atentado cambió el punto de mira: ¿estamos preparados para que esta vez no falle nada y poder evitar un atentado de semejantes características?

– Tras el 11M se incrementaron mucho las capacidades policiales de información y análisis, se mejoraron los mecanismos de coordinación entre servicios y se amplió el alcance de la cooperación internacional, todo ello en relación con la amenaza del terrorismo yihadista. El impacto que los atentados tuvieron en el entendimiento policial y judicial del terrorismo yihadista, junto a la reforma de las estructuras de seguridad interior que se emprendió y a la cual se dio continuidad, explican que en España no ocurriesen nuevos atentados hasta agosto de 2017. A partir de entonces hubo que revisar de nuevo cuestiones como la coordinación entre servicios antiterroristas.

– Todavía hay muchos que creen en la teoría de la conspiración.

– La ignorancia sobre el 11M, por atrevida y nociva que sea, es una opción para personas adultas que hay que respetar. Ahora bien, mi experiencia personal con quienes elaboran y difunden disparates acerca de los atentados de Madrid es que haciéndolo también satisfacen intereses privados y dan rienda suelta a la voluntad de hacer, conscientemente, el mal. Sobre todo dañan a las víctimas del terrorismo yihadista. Y lo saben.

– Mucha gente ligó este atentado con la foto de las Azores. ¿Fue realmente así?

– Amer Azizi y sus allegados en la red del 11M buscaban vengarse de España por la Operación Dátil que en noviembre de 2001 desmanteló la extensa célula de Abu Dahdah. En octubre de 2003, el entonces líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, amenazó con vengarse de España por la presencia militar española en Irak. Yo suelo decir que los atentados del 11M se idearon por venganza y se ejecutaron por venganza añadida a la venganza.

– ¿Cree que en los juicios del atentado se llegó al fondo de lo que pasó?

– Inicié mi ya larga investigación sobre los atentados del 11M algo más de un año después de que fuera dictada la sentencia. Estoy muy orgulloso de mi trabajo porque permitió avanzar decisivamente en el conocimiento sobre quién estuvo detrás, incluyendo la identificación del autor intelectual, el yihadista marroquí Azizi, al cual acabo de hacer mención, y por qué se atentó en España. Y, por supuesto, porque ha permitido a las víctimas del 11M conocer mejor la verdad.

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